Lunes 22 de abril 2024

Una nueva revolución

Redacción 28/05/2023 - 00.19.hs

Pasó la semana de la Revolución de Mayo y lo hizo con un importante contenido político. Cada discurso vinculado con el aniversario estuvo teñido de sentimiento patriótico y La Pampa no fue la excepción.

 

Por eso, durante el acto central realizado en Uriburu se escucharon fuertes definiciones. Por ejemplo, en su discurso, el vicegobernador Mariano Fernández remarcó que “hace 213 años se iniciaba la transición para convertir una colonia en una tierra que respetara la voluntad local y la decisión de mantenerse libre y autónoma”, advirtiendo sobre “aquellos tiempos difíciles, pero de grandes compromisos ideológicos y pertenencia doctrinaria”, en los que “existían grandes intereses que no siempre se encaminaban en la misma dirección".

 

Por eso, enfatizó que "a 213 años de aquel principio de soberanía no queremos retroceder en el tiempo ni entregar nuestra Nación Argentina a quienes nuevamente sueñan con un país subyugado, dominado y dependiente de intereses ajenos a la vocación de los argentinos".

 

El intendente anfitrión no se quedó atrás. Dijo que "hoy, a 213 años, no estamos viviendo una situación muy distinta, los tentáculos del poder real llegan a los países para no permitirnos crecer. Nos quieren hacer creer que somos un país pobre cuando en realidad somos un país desigual, donde unos pocos tienen mucho y la gran mayoría tiene muy poco. Nos quieren temerosos, inclusive de las palabras, y si no pensemos cuanto se le teme a la palabra revolución, justamente lo que hoy festejamos", dijo el jefe comunal.

 

Y agregó que "revolución significa cambiar, y lo primero que tenemos que cambiar es nuestra actitud. Hagamos nuestra propia revolución, miremos a nuestros próceres, nuestros héroes, que entendieron la necesidad de la liberación, nos tenemos que liberar del egoísmo, del odio, de mirar nuestro propio ombligo, debemos mirarnos entre hermanos para encontrar el camino de la liberación colectiva".

 

El hombre respalda sus palabras con hechos. Por citar un ejemplo y para quienes no lo recuerdan, fue el intendente que para el 9 de julio del año pasado resolvió por las suyas destinar parte de los fondos municipales para subsidiar el precio del asado y que de este modo llegara con valores más accesibles a la gente de su pueblo. Fue una forma, sólo una, de mostrar que se pueden buscar maneras de equilibrar la balanza para el lado de los trabajadores y cambiar esa desigualdad de lo que habló en su discurso.

 

Odio y violencia.

 

Del otro lado, como casi siempre, no respetaron ni las fechas patrias. No son capaces de hacer un “alto el fuego”, no dan tregua en su guerra mediática. Por eso, ni bien se sugirió que un ministro podía ser candidato a presidente hacia él se apuntaron todos los cañones. Y como no se lo podía atacar por su gestión y menos aún por las ideas que tiene y pronuncia, se lo cuestionó por la forma en las que se expresa. Más ruin no se consigue. Se la pasan desacreditando a todo aquel que piensa distinto. Pero como ellos son los dueños de las varas con las que se mide cada cosa que ocurre en este bendito país, el discurso discriminatorio se difundió y se reprodujo a su puro antojo. Al final, no les quedó más remedio que dejar de menear el tema, tras confirmar que la jugada se les volvió en contra: terminaron por levantarle el perfil a un candidato al que lo único que se le criticaba era que no contaba con alto conocimiento de los votantes.

 

Pasado y futuro.

 

Y la “Semana de Mayo” terminó con ese ministro en primera fila durante el acto en el que se recordaron los 20 años de la asunción de Néstor Kirchner como presidente. Esa gestión bien podría ser reivindicada como otra especie de revolución, porque Argentina venía de vivir años de crisis, estallidos y dependencia. Y en poco tiempo el país se recuperó, se desendeudó y cortó las amarras con el Fondo Monetario Internacional para iniciar un nuevo camino de desarrollo y crecimiento nacional.

 

Para recordar aquellos años, en la plaza de Mayo y ante una multitud, la vicepresidenta fue minuciosa con los números de cada gestión. No solamente valoró aquella presidencia y las siguientes que ella misma tuvo a cargo con el mismo ideario, sino también todo lo que sobrevino a partir del 2015, cuando cambió el gobierno y el neoliberalismo volvió al poder, para volver a endeudar y entregar de pies y manos al pueblo ante los poderosos.

 

Quedó demostrado, en consecuencia, que a lo largo de los años lo que se pudo hacer se puede volver a repetir. Para eso, obviamente, se necesita nuevamente de la movilización y del acompañamiento del pueblo.

 

Por todo eso, más allá de nombres y programas, queda claro que en Argentina hay dos ideas en pugna y que durante este año, en las urnas, se librará “La madre de todas las batallas”.

 

Como lo dijeron en Uriburu y como lo repitieron en la Plaza de Mayo, no nos quedan muchas opciones a los argentinos: o terminamos de volver a ser una colonia de los poderosos o hacemos una nueva revolución, definitiva y de una buena vez por todas. La decisión, como en 1810, está en manos del pueblo. Después de octubre, no quedará más tiempo para los lamentos.

 

DANIEL ESPOSITO

 

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