Miércoles 24 de abril 2024

Los desafíos de la hora

Redacción 04/03/2011 - 22.29.hs
Desde hoy se abre, a través de estas páginas, un espacio para conocer y difundir la acción en nuestra provincia del movimiento cooperativo provincial. Las cooperativas, sus dirigentes y sus asociados tendrán un lugar donde mostrar sus realizaciones y exponer sus inquietudes y opiniones y llevar a la sociedad toda, a sus dueños, todo lo que suceda. Se trata de un espacio semanal específico que viene a ratificar toda una historia de apoyo al cooperativismo que La Arena ha mantenido a lo largo de su vida periodística.
Hoy, el grado de eficiencia que en general han logrado en los servicios que prestan ha motivado que, paradójicamente, se haya reducido al mínimo la participación de los socios en la vida de las cooperativas. Nosotros, como “dueños” sólo tomamos partido en ocasión de algún acto eleccionario o nos movilizamos cuando aparecen reclamos que hacer en cuanto al servicio que recibimos.
Las cooperativas pampeanas – en general ocurre en todos los casos – han surgido como fruto de la necesidad. Nacieron en momentos de grandes dificultades, de la orfandad para lograr una mejor calidad de vida al no disponer de los servicios básicos. Así lo indica la historia. El ejemplo de la Cooperativa Popular de Electricidad en Santa Rosa se repite en cada pueblo del interior, que a través de la organización de los vecinos pudieron darse básicamente energía eléctrica y agua potable.
Consolidadas hoy en esos sectores, la suma de los servicios sociales como funerario, ambulancias, enfermería y otros por el estilo fueron lo que vino, y también en esos rubros en la actualidad las cosas marchan por lo general sin problemas, más allá de los vaivenes que siempre propone la economía.
Hoy, las cooperativas pampeanas más importantes, están en un momento donde la historia reconocerá un nuevo hito. A las épicas de la fundación y la concesión por 60 años de la distribución del servicio eléctrico, está a punto de sumarse el paquete de las comunicaciones, con la televisión como servicio de mayor impacto y novedad.
Así lo permite la nueva ley de Servicios de Comunicación Audiovisual y son varias las que se alistan para ofrecerlo a sus usuarios apenas la autoridad de aplicación les otorgue la licencia correspondiente.  No queda ninguna duda que será un impacto histórico. Servicios hoy básicos que pasan a manos nuestras, de los usuarios a través de las entidades que son nuestra propiedad y que no tienen otro fin que darnos una prestación eficiente y a un precio justo.
Es el desafío de la hora. Y para encararlo hacen falta varias cosas además de un cierto clamor popular que los dirigentes de cada entidad reciben, y así lo confiesan, por parte de sus socios en cada asamblea o en cada conversación cotidiana. Hoy, nuestras cooperativas están sólidas, equilibradas pero sin la capacidad propia de inversión que requiere ingresar en el negocio de las comunicaciones, lo que fundamentalmente se necesita para hacerlo. La gente, nosotros, sabemos ya de sobra que estos servicios en manos de las cooperativas ganarán en calidad y permitirán acceder a ellos a un precio más bajo. Se terminarán los aumentos tarifarios caprichosos y desaparecerán las máquinas contestadoras para atender cada reclamo.
La televisión vendrá a completar el triplete que forma con internet y la telefonía básica. En muchos lugares, han sido las cooperativas las que proveen internet para colocar a sus pueblos en el mundo y en otros, además, intervienen en el mercado para regular precios y evitar el abuso de los monopolios.
También en telefonía, el modo solidario da ventajas. Lo sabemos en sitios donde como usuarios nos hemos librado de las multinacionales y disfrutamos de precios razonables y esa atención diferente y que sin dudas será mejor todavía en los pueblos más pequeños, donde el socio acude prácticamente en forma personal al operario y este le da solución a sus problemas.
Todo esto mientras todo el cooperativismo sigue peleando por una licencia nacional para ingresar también al negocio de la telefonía celular, otro conquista que sin dudas también nos permitirá disponer de una opción mejor a lo que imponen las actuales prestatarias, en lo que sin dudas no hay que ahondar porque cada lector sabe cuál es el trato que hoy recibe en materia de tarifas y de servicio post venta.
Esta formidable oportunidad exige de la dirigencia estar a la altura de las circunstancias. Para ingresar en esos servicios hay que tomar decisiones importantes para las que hay que estar capacitados, y debe empezar a pensarse, donde aún no se ha hecho, en dejar de lado ese nostálgico amateurismo de los consejeros y contar con dirigentes estudiosos, planificadores y bien asesorados antes de decidir.
Claro que el movimiento cooperativo y mutual no acaba en la treintena de cooperativas de servicios. Son muchas más y de muchos rubros, entre ellos el agropecuario, todos con distintas realidades y desafíos. De ellas también esperamos entregar información y el espacio para que difundan lo suyo. Este, es desde hoy, nuestro propio desafío.
 
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