En la Liga del Oeste está el agite
Las medias bajas unos, la camiseta aún puesta otros, algunos bañados y el resto con las rodillas aún llenas de tierra. Sentados sobre un tronco, un balde o unas sillas, parados, caminando para aflojar los músculos o apoyados en una vieja camioneta con la caja cargada de leña; un grupo de jugadores de La Reforma se reúne alrededor de una enorme parrilla, apoyada en el piso de tierra y debajo de un tinglado, para compartir el último momento del fin de semana junto a la gente que trabajó sábado y domingo para que todo esté a la altura.
Un par de facones que pasan de mano en mano, una bolsa de harina llena de pan cortado en rodajas que sobró de la multitudinaria cena del sábado y un costillar como centro de atención, rodeado de algunos chorizos y otros pedazos de carne para que cada uno se incline, corte y se sirva.
Los muchachos -la mayoría de los que viajan como refuerzos para completar el equipo- acaban de jugar su segundo partido y el empate sin goles ante La Humada no los dejó conformes. Como locales sumaron dos puntos por dos igualdades entre sábado y domingo y los resultados no son los esperados para el campeón del Apertura. En la charla se lamentan por algunas situaciones falladas, reconocen errores propios y ya hablan de lo que vendrá, sin reproches y con ilusión.
Junto a ellos está Juano, el asador estrella del pueblo, y una parte del resto de los colaboradores. El crack del tractor con el regador, los que marcaron una y otra vez la cancha, el sonidista-animador y varios más. Se suma a la ronda personal técnico de la Subsecretaria de Deportes, que viajó para organizar la jornada, el técnico-jugador del equipo y también el presidente de la Comisión de Fomento, Elías Colado.
La doble jornada se cierra así. Con todos los actores juntos y en un mismo plano; con sonrisas, anécdotas de hace un rato, chicanas y charlas esperanzadoras sobre lo que significa el comienzo de un nuevo torneo, ahora con más protagonistas de esa extensa región de La Pampa.
Camaradería.
El estadio luce impecable. Desde el viernes, Colado y equipo se esmeran para que no se escape ningún detalle. Con tribunas en una cabecera y en un lateral, con banderines en todo el alambrado olímpico perimetral, con bancos de suplentes que esperan ser estrenados y con portones de ingreso para local y visitante que terminan de recibir sus últimas puntadas de soldadura minutos antes del partido inicial, la cancha se viste de gala para recibir a la primera jornada especial del Torneo Clausura de la Liga del Oeste de fútbol.
Enclavado en el predio donde históricamente se llevó a cabo la Fiesta del Puestero del Oeste Pampeano, a la vera de un cauce que ya no ve correr el agua que otros se robaron, el espacio deportivo empieza a recibir a las delegaciones desde las primeras horas de la mañana del sábado.
Poco a poco van arribando los representativos de Gobernador Duval, Chacharramendi, Algarrobo del Aguila, Cuchillo Co, Puelén, La Humada, Puelches y Santa Isabel, que junto al local La Reforma conforman los nueve equipos del nuevo torneo, en el que también están involucrados Limay Mahuida y Casa de Piedra, aportando jugadores a otros elencos.
Es un sábado ventoso en La Reforma, con todo lo que ello significa. Y los anfitriones se esmeran para que esa condición complique lo menos posible el desarrollo de los cinco partidos que deben jugarse ese día. Con una botella de plástico agujereada en el fondo y atada a un palo de escoba, recorren una y otra vez las líneas dejando el hilo de cal en las huellas previamente marcadas con una especie de azada fina.
Y en ese desafío contra el viento, en una cancha totalmente de tierra porque el césped no es amigo de la región, aparece uno de los grandes protagonistas de la jornada: el tractor con el regador. Con el motor siempre en marcha, espera el silbatazo que marca el entretiempo o el final de cada partido para ingresar raudamente a repasar todo el terreno. Y en su afán por no retrasar el desarrollo de la jornada lo hace sin contemplaciones, apurando el paso de quienes se retiran de la cancha, sean jugadores, árbitros o autoridades. A la hora de regar el piso, que cuenta con un trabajo artesanal de engomado para mantenerse firme, el regador no respeta rangos. Y su trabajo da resultados.
El viento, igualmente, es despiadado. Y transporta tierra de todos los rincones, haciéndole la vida imposible a quienes son visitantes de verdad en esa región. Los lugareños no se inmutan; los equipos juegan sin quejas y los anfitriones atienden los diferentes puestos de comidas sin complicaciones, con un chulengo asando choripanes y un disco fritando empanadas debajo de un toldo.
La primera jornada no termina con el último partido. Con sus triunfos, empates o derrotas a cuestas, cada delegación se va a sus correspondientes hospedajes y se alistan para la cena de camaradería. Que más que cena resulta ser un tremendo asado, con seis costillares y casi 80 kilos de carne que Juano y sus colaboradores cocinan a la estaca con maestría.
La cita es en el salón de La Reforma FC, que también se engalana para recibir a las visitas. Y con una particularidad: en una de las cabeceras, colgada en la pared como si fuera un cartel de feliz cumpleaños, figura la leyenda "Campeones 2024". Allí también marcan la cancha.
"¡Qué bueno estaba el asado anoche! No tendría que haber comido tanto", festeja y a la vez se lamenta un futbolista en la mañana del domingo, mientras hace los ejercicios precompetitivos minutos antes de iniciar la jornada final.
El clima es más apacible. El viento calma, al punto que, aunque siempre está presente, parece no existir al compararse con el del día anterior. El regador hace su trabajo, una vez más con rigurosidad, los muchachos de las líneas cumplen, las tortas fritas se suman a las empanadas y el sonidista hasta se anima a oficiar de voz del estadio.
Compromiso.
Los intendentes de cada localidad participante dicen presente. Comprometidos desde el minuto inicial con la organización, participan del acto inaugural junto al ministro de Gobierno, Pascual Fernández, y el subsecretario de Deportes, Ceferino Almudévar, entre otras autoridades.
Pero no solo forman parte de la ceremonia de apertura, rescatando al Estado presente como piedra basal para el desarrollo de una política deportiva que llegue desde el primero hasta el último pueblo del territorio. También viven el fútbol con pasión, desde el alambrado, en algunos casos hasta dando indicaciones, o desde adentro, jugando y siendo figuras.
Uno de los que sufre y disfruta es Julio Gerez, el intendente de Puelches y presidente de la Liga del Oeste. El sábado vio la derrota de su equipo 2-1 ante La Humada y, tras cumplir con un compromiso de agenda, el domingo volvió para celebrar la trabajada victoria 1 a 0 sobre Chacharramendi. Inició el partido observando el juego desde una cabecera y poco a poco se fue acercando al medio de la cancha, mientras los locales alentaban a sus vecinos de "Chacha", que en su regreso a la Liga luego de muchos años luchaban por el empate.
El presidente terminó el encuentro al lado de la puerta de ingreso, cerca del cuarto árbitro. Siempre callado, pero como marcando el terreno. Puelches ganó bien y todos celebraron con emoción este primer triunfo del año.
Figuras.
Se juega duro en el oeste. Con firmeza, con determinación e intensidad, pero con lealtad. Desafiando al terreno y al clima. Metiendo y peleando cada pelota con la templanza de quienes se criaron en una zona agreste y difícil.
En la primera jornada sobresalen el joven arquero local (Maximiliano Schwab), el "5" de Chacharramendi (Jesús Gabiña), los Cabral de Santa Isabel, el central de Algarrobo (Adrián Suárez), entre otros.
La gran figura, en cancha, es uno de los intendentes-futbolistas. Con la 6 y con la 10 de Puelén, Mario Rebolledo marca la diferencia en los dos partidos de su equipo. Hace la pausa, ordena, cambia el ritmo con algún pase preciso y se luce con su pegada. Marca dos goles en el debut ante Cuchillo Co (3-0) y uno más en el empate ante Santa Isabel (1-1).
Se va algo fastidioso de la cancha el intendente de Puelén al finalizar su último partido, disgustado con el resultado y con algunos fallos arbitrales. Afuera lo espera su familia y la sonrisa vuelve a su rostro, como cuando chicanea a sus colegas por sus goles.
La otra estrella es el mandatario local, Elías Colado, que no para a lo largo de toda la jornada acarreando sillas, mesas, pelotas o lo que sea necesario, tanto en el predio como en la cena, en la que también oficia de mozo.
Elías también es intendente-futbolista, pero esta vez no puede mostrar su destreza dentro de la cancha porque no le dan minutos en el partido inicial pese a ocupar un lugar en el banco. Y el resto de los intendentes y autoridades provinciales se lo hace notar al DT Walter Cuesta, al que convocan especialmente durante el almuerzo del sábado y a coro le cantan "poné a Chingolo...", para cerrar con una sonrisa general.
Así se juega y así se vive en la Liga del Oeste. En una zona donde nada es fácil, donde el clima es hostil y donde las distancias muchas veces atentan contra las intenciones de hacer algo; el fútbol es simple, puro, tanto como el aire que se respira en cada pueblo de la región.
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