Miércoles 09 de julio 2025

Un puente de melodías

Redacción 09/07/2025 - 00.09.hs

“Si luchaste por un mundo mejor y te gustan esos raros peinados nuevos. No quiero ver al doctor, solo quiero ver al enfermero. Dame un poquito de amor, no quiero un toco. Quiero algo de razón, no quiero un loco. Apagá el televisor. Si lo que te gusta es gritar, desenchufá el cable del parlante. El silencio tiene acción, el más cuerdo es el más delirante”, se escucha desde esa voz inconfundible de Charly García. Y la multiplicidad de instrumentos busca seguir la melodía de una gema de los ‘80 que, aunque transcurra tiempo, tendencias y otros ritmos, es descubierta y revisitada por nuevas generaciones.

 

“Yo soy del folklore, en mi familia siempre hubo una presencia muy fuerte de ese estilo musical y a mí me enganchó desde chico. Tenía la inquietud de aprender guitarra y acá encontré un lugar que me hace sentir muy bien”, valora Agustín que, con 17 años, es el más “veterano” del grupo y quien marca el ritmo de una orquesta que se caracteriza por su diversidad, gustos e inquietudes pero que coincide en la búsqueda, a través de la música, de un estado de bienestar.

 

Porque las canciones de Charly, de Mercedes Sosa, de Los Piojos, de Nahuel Penissi o de muchos otros artistas criollos son las que suenan en la sala de la Escuela de Apoyo a la Inclusión Numero 1 de Sordos e Hipoacúsicos “Lini Malvicino”, el establecimiento santarroseño que alberga el taller musical ‘Sonar en Clave’, una propuesta que se enmarca en el programa ‘Vértice Educativo’ que lleva adelante el Ministerio de Educación de la Provincia.

 

El taller se desarrolla tanto en la Escuela Lini Malvicino como en su ‘prima hermana’, la Escuela de Apoyo a la Inclusión Nº 2 Wengan, que funciona en el edificio contiguo, sobre la calle 9 de Julio del centro santarroseño. Los martes y jueves en horarios vespertinos esos establecimientos reciben a chicas y chicos del nivel inicial, primario y secundario que quieren sumarse al ‘Sonar en Clave’, una iniciativa que se mantiene abierta durante todo el año.

 

“Es un taller bien dinámico porque nos adaptamos a los estudiantes que se acercan y eso abarca a los tres niveles. Las edades pueden ser muy diferentes pero lo bueno es que todos llegan con inquietudes de aprender y eso ya de por sí te da una ventaja como para ir conformado un todo, un conjunto, que es lo que se busca más allá de las demandas individuales de cada uno”, explica a LA ARENA Ana Santajuliana, directora de la Escuela ‘Malvicino’ y anfitriona de la charla junto a cada uno de los docentes a cargo de las clases.

 

Abierto.

 

“Como Sonar en Clave está dentro de Vértice Educativo, es un espacio de ampliación del horario escolar y por eso es abierto a toda la comunidad y, en nuestro caso, convocamos especialmente a los jardines, las escuelas y los colegios que están cerca, en la zona. Por eso salimos caminando a recorrer el territorio y fuimos al Normal, al 9 de Julio, a la Escuela 2, incluso llegamos hasta la Escuela 1”, explica Pamela Díaz, una de las profesoras del taller musical junto a Hebe Carmona, Leonardo Martini y Fernando Ortiz.

 

“Tenemos unos 15 chicos entre martes y jueves, los martes en Lini y los jueves en la Wengan. Cuando arrancamos nos golpearon la puerta algunos chicos de la Escuela de Hipoacúsicos porque les llamó la atención la propuesta así que se incorporaron cuatro y están trabajando con nosotros. Porque todos los chicos cursan diariamente en escuelas de nivel y vienen a aprendizajes específicos en las Escuelas de Inclusión, a partir de allí se sumaron a Sonar en Clave y eso está buenísimo para todos porque demuestra la diversidad que se reúne dentro de la sala”, detalla Leonardo.

 

Repertorio.

 

Ailén, Luca, Tomi, Isa, Angel y Carlitos son algunos de los que están en la clase. Tienen entre 9 y 12 años y cada uno se concentra en los instrumentos de cuerdas, en la percusión, en los teclados, en el canto. Arrancan con una canción de Lisandro Aristimuño y luego van intercalando las distintas propuestas.

 

“El repertorio incluye de todo, estamos con mucho rock nacional ahora pero hay folklore y otros estilos porque les preguntamos a ellos qué les interesa o qué les gusta tocar. Es un poco a demanda cómo vamos armando el cancionero”, contó Fernando respecto a los temas seleccionados. “Lo importante es que sea placentero para todos”, añadió Pamela sobre una de las consignas más importantes que tiene la propuesta.

 

“La música tiene una versatilidad muy grande porque tal vez arrancás con una guitarra pero después te pasás a los teclados o te atrae la percusión, y son cosas totalmente diferentes entonces es muy interesante para ese contacto primario de los chicos con la música que después derivará adonde sea. Pero en el taller surgen esas posibilidades y creo que todos nos vamos nutriendo porque los chicos espontáneamente manifiestan sus intereses”, subraya Hebe respecto a los costados más atractivos de la propuesta.

 

Abuelo.

 

Agustín cursa el último año del secundario en el colegio Santo Tomás y su vinculación con la música tiene mucho de sentimiento, de raíz familiar por alguien que dejó su huella y por la que él buscó una manera de continuarla.

 

“Empecé a aprender hace dos años, cuando falleció mi abuelo. El tocaba la guitarra y yo quería aprender, pero en casa solo estaba su guitarra y era como la prohibida, así que busqué adónde podía ir y encontré que en la Wengan podía empezar de cero. Con el tiempo fui adquiriendo mis conocimientos, le fui encontrando el gusto porque está re bueno sonar como las canciones que te gustan. Y en ese sentido los profes son muy buenos porque ellos buscan que puedas interpretar desde tu lugar, te simplifican las cosas con mucha docencia y también paciencia”, se ríe Agustín.

 

Como ‘Sonar en Clave’ funciona en las dos escuelas contiguas, Santajuliana destaca el apoyo que también se brinda desde la Dirección de la Escuela Wengan, a cargo de Luciana Navarro y Susana Valle.

 

“Para nosotros como institución es muy gratificante poder brindar este espacio, atravesamos distintas complicaciones como sociedad y eso por supuesto que alcanza a la escuela, entonces una iniciativa que apunta a lo colectivo, con la particularidad de cada individuo, es muy positiva y por eso le damos un lugar preponderante”, celebra la directora de la ‘Malvicino’.

 

Una pausa.

 

Una de las características que se destaca del taller es la posibilidad de concentrarse en el aprendizaje, sin las interrupciones externas que hoy atraviesan a todos de manera permanente. De forma casi brutal.

 

“Me parece que está bueno rescatar ese costado, hoy la inmediatez perjudica en todo lo que tiene que ver con la práctica, y eso es para un instrumento, para un deporte, para una lectura o para lo que sea. Hay todo un universo tecnológico que no es ajeno a casi ninguna edad y por eso uno escucha a diario las preocupaciones que se despiertan a raíz de ese estado de cosas, entonces concentrarse para tratar de aprender y luego ver un resultado es muy gratificante para un niño o un adolescente”, remarca Hebe.

 

“Si bien cada uno tiene su instrumento o enseñanza específica, acá todos hacemos un poco de todo. El taller está siempre en movimiento y desde nuestro lugar de docentes nos vamos adaptando a las demandas de los chicos y chicas que se acercan, por eso cualquiera puede sumarse ahora o después de las vacaciones de invierno”, agrega Pamela.

 

“Hoy se respira viento sur. Ese que nace del frío”, se escucha la estrofa de ‘Tu nombre y el mío’, de Aristimuño, y la orquesta ensambla sus voces e instrumentos. Cada integrante ejecuta su parte y eso hace al todo. “Cuando encontré la guitarra me di cuenta de que es una forma muy linda de poder expresarme a través de la música, porque además acá te formás más en orquesta, en conjunto, y eso te brinda mucho aprendizaje”, dice Agustín al abrir la puerta de algunos de los tesoros más preciados de la infancia, la imaginación y la curiosidad. El de un día ser guitarrista y al otro tocar la batería. O cantar. O hacer percusión. Porque como dice Charly, “...de chiquito fui aviador pero ahora soy un enfermero”.

 

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