Lunes 19 de mayo 2025

Bullrich halló un culpable de sus papelones y lo despidió

Redacción 26/03/2025 - 00.52.hs

Luego de la brutal represión a los jubilados, la ministra de Seguridad, Patricia Bullrich ofreció versiones disparatadas y falsas. Ahora explicó que el culpable de sus papelones fue Ricardo José Ferrer, a quien ya echó del cargo que desempeñaba y lo reemplazó por Ramiro Anzit Guerrero.

 

Ayer, Bullrich despidió al director nacional de Inteligencia Criminal (DNIC), Ricardo José Ferrer, por la desastrosa gestión relacionada para la aplicación de los operativos de seguridad en las marchas de jubilados. Ferrer era el coordinador de los aparatos de inteligencia de la Policía Federal, Gendarmería, Prefectura Naval y Policía Aeroportuaria y se encargó de producir los informes que finalmente resultaron tan disparatados como a priori parecían.

 

Por ejemplo, que el fotorreportero Pablo Gallo trabajaba en la Municipalidad de Lanús (falso), que estaba detenido (falso), que los 114 detenidos del primer día tenían antecedentes (sólo 13 registraban eso), que todos eran barrabravas (falso) y que Beatriz Blanco, una jubilada de 81 años brutalmente golpeada era “una patotera que le había pegado a un efectivo policial”.

 

Entre amigos.

 

Si bien Ferrer encabezó el catastrófico operativo del miércoles 12 de marzo, cuando los efectivos dispararon horizontalmente, lucharon cuerpo a cuerpo con manifestantes y mostraron una absoluta falta de conducción, fue Bullrich quien estuvo al frente del comando unificado que funcionó en la sede de su ministerio. El nuevo director será Ramiro Anzit Guerrero, quien ya pasó por la DNIC cuando era conducida por Gerardo Milman.

 

Echar a Ferrer no fue una decisión fácil porque es hijo de un matrimonio muy amigo de Bullrich y su marido. Sin embargo, su gestión ya venía siendo cuestionada, porque el funcionario usaba ese vínculo familiar para manejarse inescrupulosamente y viajar al exterior de manera permanente, argumentando que lo hacía por trabajo. Ferrer pasaba poco tiempo en su función y era considerado más que ineficiente por los jefes de las fuerzas de seguridad.

 

Sin embargo, lo que desató la ira fueron los papelones de la ministra. El más conocido ocurrió durante la misma noche de la represión, cuando Gallo agonizaba y Bullrich anunció públicamente que estaba detenido, aclaró que no era fotógrafo y aseguró que trabajaba en la Municipalidad de Lanús. La mentira se comprobó pocos minutos después.

 

(Página 12)

 

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