El desafío de fabricar portones levadizos
Santa Rosa es cuna de un amplio espectro de trabajadores, fabricantes, creadores. Seres que, con ingenio y disciplina, desarrollan una enorme cantidad de elementos indispensables y, muchas veces, indiferentes ante la mirada de la sociedad.
Dentro del Parque Industrial, un galpón de paredes blancas y gran tamaño encierra la magia de unas 20 personas que, de lunes a sábados, llevan adelante una tarea pocas veces pensada como oficio.
Ricardo Juan, titular de "Aberturas Ricardo Juan", es un desafiante. Una persona que, pese a los comentarios escépticos, hizo oídos sordos y se la jugó por su vocación. El hombre, optó por dedicarse a la fabricación de portones levadizos para todo tipo de domicilios, un trabajo al que muchos calificaron como innecesario para esta provincia.
Ricardo nació el 2 de agosto de 1952 en esta ciudad, y en el seno de una familia de trabajadores de la mecánica. Su padre tenía un taller de reparación de objetos agrícolas que fue fabricado, a su vez, por su padre.
En su niñez, Juan fue heredando la pasión por los fierros y la construcción. "Siempre me gustaron estas cosas, por la vinculación y la cercanía que tenía con mi padre", resume. El muchachito cursó sus estudios primarios en Santa Rosa y acudió a la Escuela Nacional de Enseñanza Técnica (ENET) para profundizar aún más sus conocimientos. "Me recibí de técnico mecánico pero a los 10 años ya sabía utilizar la soldadora eléctrica", expone.
Desafío.
Ricardo Juan está cumpliendo, en la actualidad, 28 años con su actividad. Pero, como todos, empezó desde muy abajo, forjando las raíces que, con el tiempo, lo llevarían a ser un industrial de renombre local, provincial y nacional.
"Empecé, con mi propia fábrica, trabajando en la realización de aberturas, a través de la herrería, y posteriormente en la carpintería mecánica", dice. Pero la década del 80' sería crucial para Ricardo ya que empezó a incursionar, como uno de los pioneros, en la construcción de portones que se elevan.
"En ese momento, cuando tenía la idea en mi cabeza, la gente me decía que era una locura porque era una actividad que correspodía a las grandes ciudades", afirma. Pero, fundido en su visión futurológica, Juan hizo oídos sordos a los dichos y entabló amistades relacionadas con la fabricación de portones levadizos de todo el país por lo que trajo las primeras unidades a esta provincia.
"No fabricaba los portones sino que teníamos los mecanismos y armabamos las hojas", especifica. Ricardo tuvo al idea de instalar una fabrica que, aparte de la creación de aberturas, realice portones levadizos para las viviendas.
Fábrica.
Con la ayuda de amigos y especialistas de Capital Federal, Juan dejó de lado las aberturas y traspasó las fronteras de su trabajo cotidiano. En la década del 90', trajo los primeros modelos, provenientes de Italia, y comenzó a desarrollar los modelos.
"Primero desarrollamos la línea estándar y después fuimos variando. Con el correr del tiempo, nos empezamos a relacionar con muchos distribudores pero llegó la crisis del 2001", sostiene. La parálisis política, económica y social de ese entonces perjudicó también a Ricardo Juan. Pero no detuvo su iniciativa que, cada vez, cobraba mayor fuerza.
Entre el 2001 y el 2002, el trabajador presentó un proyecto en el gobierno provincial que fue aceptado y además obtuvo un crédito, del CFI, para realizar la estructura de su nueva fábrica en las instalaciones del Parque Industrial.
"A fines del 2002, nos radicamos en el parque y el lugar donde se montaba la fábrica sólo lo dejamos para atender las cuestiones comerciales", detalla. La conformación de su nueva fábrica trajo aparejado la incorporación de nueva tecnología y un objetivo claro: fabricar portones y ganarse la vida de esa manera.
Armado.
Ricardo utiliza, como materia prima, la chapa en bruto que es procesada y cortada. "Luego, se dobla, se realiza el matrizado, se conforman los perfiles, y se distribuye a los bancos de trabajo", añade. y amplía: "Cada operario, recibe la orden y elabora el producto de acuerdo con lo que esta estipulado. Ese producto, tiene un proceso de ensamblado de partes, hasta que llega el momento en que se hace el producto final y terminamos con el portón levadizo".
Una vez terminado el trabajo, los portones pasan por un banco de prueba, donde se le efectúan las correcciones correspondientes.
Una guillotina semicomputarizada, dos plegadoras, una manual y la otra computarizada, y otro tipo de herramientas, son los elementos que Ricardo usa para desarrollar el proceso de armado de portones que son posteriormente entregados a distribudores de Comodoro Rivadavia, Neuquén y Jujuy, entre otra gran cantdiad de provinicias.
"Nosotros hacemos el marco, el bastidor, la hoja y las pesas. Luego los distribuidores atornillan la madera y ponen a funcionar", completa el industrial, mientras observa orgullo sus labores culminadas con esfuerzo y dedicación.
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