El científico argentino que guió el Curiosity al planeta Marte
De la mano de un ingeniero argentino, la Nasa inauguró el lunes una nueva etapa en la conquista del planeta Marte. La misión del vehículo robótico Curiosity, la más cara de la historia, tuvo una pieza clave pensada, desarrollada y comandada por Miguel San Martín: la grúa planetaria que fue la responsable de descargar la nave espacial en el suelo marciano.
"Uno de los resultados más importantes que nos ha dejado esta experiencia es que hemos valido una nueva tecnología para las misiones espaciales", destacó ayer el ingeniero argentino Miguel San Martín al hablar de su creación -la grúa espacial- en una extensa entrevista que mantuvo con LA ARENA desde su casa en la localidad de San Gabriel, cerca de Pasadena, donde se encuentra el Laboratorio de Propulsión Jet (JPL) de la Nasa. "De ahora en más, las misiones espaciales que tengan un desafío científico más importante y demanden tecnología más sofisticada, deberán utilizar esta grúa", anticipó el responsable de este nuevo sistema de descarga de tecnología fuera de nuestro planeta.
Grúa planetaria.
Nacido en la ciudad rionegrina de Villa Regina, Miguel San Martín se radicó en los Estados Unidos ni bien terminó el secundario. Poco tiempo después entró a trabajar a la Nasa, uno de los motivos que lo llevó a dejar la chacra de sus padres para buscar un horizonte acorde a sus intereses: la conquista de los planetas del Sistema Solar. Desde entonces se desempeña en la mayor agencia espacial del mundo, donde ya estuvo involucrado en tres misiones exitosas al planeta rojo: la del Mars Pathfinder, y la de los vehículos robóticos Spirit y Opportunity.
Hace ocho años fue convocado para el proyecto Curiosity, la misión más exigente de la Nasa hasta el momento al punto que obligó a inventar nuevas tecnologías para superar los crecientes desafíos. Su tarea fue comandar el grupo de ingenieros que diseño el sistema de guiado, navegación y control de la misión durante el descenso en la superficie de Marte. "Todo el descenso es controlado en forma automática porque tiene un software de navegación y control que opera a la nave, la guía, reduce su velocidad y hace todos los pasos que tiene que hacer", explicó San Martín en la conversación telefónica. Este software controla la nave "en esta etapa tan crítica y novedosa, que es la grúa que posa el vehículo robótico como si fuera un helicóptero", graficó.
-¿Por qué hubo que hacer un sistema tan sofisticado para este descenso?
-Por dos motivos. El primero, que queríamos reducir el área de aterrizaje. Nuestras misiones no aterrizan en un punto con un metro de precisión, todavía no tenemos esa tecnología, la estamos desarrollando. Tenemos lo que llamamos un 'área estadística' porque tenemos el 99 por ciento de certeza que vamos a aterrizar en esta área.
El lugar seleccionado, explicó, debe estar libre de obstáculos para la nave. También debe ser un lugar atractivo para los científicos. Para esta misión, el punto de amartizaje fue un cráter denominado Gale.
-¿Y el segundo motivo?
-Tiene que ver con el peso del vehículo y su tamaño. Este vehículo tiene casi una tonelada de peso, 950 kilos, cinco veces más comparada con el peso del Spirit y el Opportunity, que era de 185 kilos. Es del tamaño de un Mini Cooper, es decir que estamos aterrizando un auto en Marte.
Los sistemas utilizados en misiones anteriores, aclaró, no sirven para un 'rover' de este tamaño. "Las bolsas de aire no funcionan con un vehículo de una tonelada, y tampoco los sistemas como los que usamos en la Luna porque aterrizás sobre patas, y todavía te queda el vehículo robótico a un metro de distancia al suelo", señaló. "Ahí se nos ocurrió esta idea, no de poner los motores abajo, sino arriba, como si fuera una grúa, y pudimos posar al vehículo robótico sobre las ruedas".
Emoción.
San Martín contó que los "siete minutos de terror" -lapso en que se suceden en forma vertiginosa una sucesión de etapas claves para la misión- le provocaron "un nudo en el estómago" y que recién descargó toda su euforia cuando Alan, un joven de origen taiwanés confirmó que la misión había completado la secuencia de tres confirmaciones y le dijo "Touch down confirmed".
-¿Qué hizo en ese momento, gritó, saltó, lloró?
-Si, todo, fue un poco de todo (se ríe). Es muy emotivo, lloramos todos.
En busca de respuestas.
"Marte es un planeta extremadamente interesante, es un laboratorio para nosotros, no sólo por lo que puede informarnos sobre la posibilidad de vida en el Universo, sino también a través de su geología, su evolución a través de los tiempos", comentó San Martín. "Sabemos que Marte fue un planeta cálido y húmedo, pero ahora es un lugar hostil y frío. ¿Qué ocurrió con ese planeta?, ¿lo mismo puede ocurrir acá en la Tierra? Ese es el valor de la investigación que estamos haciendo en Marte".
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