Caso Zille: ¿secuestro o autosecuestro?
Un trabajo de investigación del periodista Guillermo Elía, en el que aborda el secuestro de Ariel Zille, hijo de un conocido empresario petrolero y agropecuario de 25 de Mayo, ocurrido en 2008 en Catriel (Río Negro), fue publicado hace unos días en el diario La Mañana de Neuquén. El fallo del Tribunal Oral Federal, con asiento en General Roca, solamente dio por probado la extorsión pero dejó planteadas las dudas de que podría haber sido un autosecuestro. Como curiosidad el artículo revela el apoyo que el entonces gobernador pampeano, Oscar Mario Jorge, le dio a la familia afectada a través de la SIDE y de la Brigada de Investigaciones.
El resonante caso de secuestro demandó un pago de medio millón de dólares, aunque algunos creen que fue el doble, lo que marca el segundo más alto del país. Lo supera el rescate en el caso de la privación de la libertad a Mauricio Macri en 1991, que fue de 6 millones de dólares.
Cabaret, alcohol y drogas.
Según LMN, todo se habría iniciado por la relación de Ariel Zille y Alejandro Alemanni, cuyos padres eran adinerados empresarios vinculados al negocio petrolero. Tenían en común que sus novias eran hermanas. Aseguran que ambos jóvenes vivían alegremente y tenían el punto de reunión el departamento de Alemanni en Catriel, donde abundaba el consumo de alcohol y droga.
A su vez Alemanni era asiduo cliente de un prostíbulo vip en la ciudad de Neuquén, que regenteaba Juan Manuel Rosas, con quien tenía afinidad. En sus charlas surgió la idea de secuestrar a Ariel. El plan era simple: agarrarlo medio puesto en el departamento de Alemanni y luego pedir una suculenta recompensa.
Rosas reclutó a un empleado de seguridad del Banco Provincia de Neuquén, de apellido Machado. También al mecánico de motos Oscar Monsalve, y a Alfredo Merillan, quien tenía antecedentes policiales. Asimismo contactó a un integrante de la comunidad zíngara, Alexis, quien en su momento del secuestro aportó un VW Crossfox.
El secuestro.
Finalmente Alemanni y Rosas fijaron la fecha del hecho. El primero invitó a su amigo, Ariel Zille, a una «juntada» en su departamento. Esa noche los secuestradores llegaron a Catriel. Merillan al volante, Rosas en el asiento del acompañante y Monsalve atrás.
Después de medianoche golpearon la puerta del departamento y, Rosas y Monsalve, irrumpieron cuando Alemanni se asomó para atender fingiendo sorpresa. Al entregador lo llevaron a otra habitación donde le dieron un par de trompadas pactadas y lo ataron. A Zille lo encañonaron, lo metieron en la parte de atrás del auto, y partieron por la ruta nacional 151 rumbo a una casa del barrio Valentina Sur donde lo encerraron maniatado y amordazado.
Paralelamente, Alemanni, siguiendo el plan, radicó la denuncia en la comisaría novena de Catriel. Al tomar conocimiento de quién era la víctima, el comisario avisó personalmente al jefe de la Policía rionegrina, Víctor Cufré.
Llamado a Jorge.
Cuando el empresario Silvio Zille fue puesto al corriente de la situación, lo primero que hizo fue contactar al entonces gobernador de La Pampa, Oscar Mario Jorge, con quien tenía línea directa, para que le diera una mano. Una llamada del mandatario pampeano permitió que la SIDE tomara intervención.
En tanto la SIDE intervino directamente el celular de Silvio Zille para rastrear en vivo las conversaciones con los captores, de las cuales le daban aviso directo al fiscal federal de Roca, a cargo de la causa. En la tarde del 12 de diciembre, el empresario tenía el tanque lleno de su Grand Cherokee negra y dos bolsos con plata, entonces los delincuentes comenzaron mantener contacto fluido con él.
El rescate.
A las 20.55, el empresario salió de 25 de Mayo. Atrás, como en las películas, iba un vehículo a una distancia prudencial con tres personas: el comisario de Catriel al volante, el jefe de la rionegrina de acompañante y el fiscal federal en el asiento trasero escuchando en vivo, por intermedio de la SIDE, los diálogos que mantenía el empresario con los secuestradores.
Los raptores obligaron a Zille a realizar distintas paradas en localidades rionegrinas y neuquinas. Aproximadamente a las 23, en la zona del Aeropuerto el jefe de la rionegrina pidió apoyo Delitos de la Policía neuquina. Poco después, en la zona de bardas, al oeste de la ciudad, perdieron contacto con la camioneta de Zille.
Cuando lo volvieron a ubicar lo interceptaron, ya Zille había recuperado a su hijo que viajaba sentado a su lado. Ya había arrojado los dos bolsos donde la habían indicado y abandonado al joven secuestrado, quien con el celular de un vecino se comunicó con su padre lo que permitió el reencuentro.
Investigación perezosa.
LMN afirma que ni la Justicia Federal ni la Policía rionegrina volvieron a comunicarse con los investigadores neuquinos, que tras mantener una charla con sus respectivos jefes resolvieron avanzar con las averiguaciones. En este punto hay que señalar que el secuestro extorsivo es delito federal.
En ese sentido, el periodista Elías destacó que a los cinco días arribó a Neuquén una comisión de la Policía pampeana. «Ellos vinieron comisionados por el gobernador de La Pampa. Estaban preocupados porque mucho no se movía la causa en el lado de Río Negro», reveló uno de los investigadores a los neuquinos. Los policías pampeanos, de la Brigada de Santa Rosa, traían con un cúmulo de datos respecto de las comunicaciones, que dejaba entrever que la SIDE les había brindado apoyo.
La Policía neuquina continuó en soledad con las pesquisas sobre los sospechosos, se logró intervenir celulares y se hizo un arduo trabajo de campo. Los secuestradores no supieron disimular que tenían dinero y comenzaron a ostentar de manera grosera. En varios allanamientos secuestraron vehículos de alta gama y una gran cantidad de armas de alto poder.
¿Secuestro o autosecuestro?
En junio de 2016, la Justicia Federal llevó a juicio a todos los integrantes de la banda por «secuestro extorsivo doblemente agravado». La fiscal Cristina Beute sindicó a Rosas como el cabecilla de la banda, a Alemanni como partícipe necesario, y a Monsalve y Merillan como integrantes, solicitando penas entre 12 a 15 años.
Pero el Tribunal Oral Federal (TOF) con asiento en General Roca, integrado por Alejandro Silva, Mariano Roberto Lozano y Richar Gallego, dudó de la responsabilidad de Ariel Zille. La sentencia absolvió a Merillan por cuestiones técnicas. Alemanni y Rosas fueron condenados a 6 años de prisión y Monsalve a cinco.
Para el TOF, durante el debate no quedó del todo claro que Ariel Zille haya sido una víctima y surgieron detalles llamativos que obligaron a los jueces a pedir que se investigue un posible autosecuestro. Se basaron en que Alemanni reveló que con Ariel había charlando en varias ocasiones sobre esa maniobra con la finalidad de hacerse de capital para arrancar con sus propios emprendimientos. Incluso, Alemanni y Rosas contaron que en el prostíbulo vip del centro neuquino mantuvieron charlas con Ariel Zille para armar el golpe. En el juicio también quedó claro que Ariel Zille fue liberado una hora antes del pago del rescate.
«Todos estos elementos fueron los que llevaron a que al TOF no le cerrara la historia del secuestro, pero se mantuvo la de la extorsión. El pedido de investigar a Ariel Zille y su presunta participación en la maniobra nunca prosperó», concluyó la investigación periodística.
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