Domingo 05 de octubre 2025

“Chino” Weigandt, creador de campeones

Redacción 05/10/2025 - 00.07.hs

Desde pibe vinculado al club, transcurrió allí muchas horas de su vida. Obsesionado del trabajo, ha sido creador del Plan Provincial de Natación, experiencia que hoy lleva adelante también en San Luis.

 

MARIO VEGA

 

Siempre pensé que tener personalidad, contar con un carácter fuerte, es condición imprescindible para llegar o destacarse en cualquier ámbito de la vida. Pasa en la política, en el deporte, en la proyección de un artista…

 

Es necesario el temperamento para llegar. Esto es alcanzar objetivos, conseguir metas y destacarse en una determinada actividad. Se pueden tener ciertas habilidades o talentos, pero sin personalidad es muy difícil conseguir los propósitos que alguien se pudiera plantear. Hay muchísimos ejemplos…

 

Formas de ser.

 

No obstante, en un análisis más amplio hay algunas consideraciones que se pueden hacer. Me parece que cuando se habla de alguien que puede considerarse exitoso, se elucubran distintas versiones. Es probable que se diga que tiene determinadas características que marcan su forma de ser, y así estarán los que la alaben y destaquen sus virtudes, su talento o su capacidad; pero también los que encuentren aspectos presuntamente negativos. Y entonces pueden venir comentarios que hablen de vanidades, de talantes a veces un poco intolerantes, o que se manifieste que se trata de una persona controversial, o polémica.

 

Es un mito.

 

Y es lo que pasa con el profesor José Luis Weigandt (64), “Chino” para todos. Es, sin dudas, un exitoso en su profesión, y como tal respetado y –por qué no- digno de admiración.

 

“Es un mito…”, dice serio, y casi como sintiéndose “acusado” por eso de tener un carácter fuerte. Cuando le explico que a mi entender es habitual que aquellos a los que les va bien en lo suyo tengan algunas contras, se relaja y admite: “Reconozco que cuando algo no me gusta me planto. Soy de decir no si no estoy de acuerdo con algo, y si me tengo que retirar por eso lo hago sin problemas”.

 

Hermosa familia.

 

Nacido en Santa Rosa, es hijo de Leonor, que “siempre se encargó de la casa; porque papá que se llamaba Paulino era comisario y muchas veces le tocó andar por otros pueblos y nosotros nos quedábamos acá”, señala.

 

Tuvo un único hermano, Cacho (Antonio Alfredo) que falleció en 2023, y ha sido una pérdida muy sentida.

 

La gusta al “Chino” contar aspectos de su vida, y lo hace con puntillosidad. “Mi papá jugaba al fútbol de arquero, y anduvo por la Liga Pampeana, hasta que don José Aquiles Regazolli lo trajo a All Boys (entonces era presidente), y fue parte del equipo campeón invicto de la Liga Cultural en 1950”.

 

Está casado con Claudia Leticia Amse (docente y actualmente directora de la Escuela 219), a quien conoció porque llevaba a un hermano menor a practicar natación al club. “Ha sido el sostén para que yo pudiera dedicarme tanto tiempo a lo que hago… tenemos una familia hermosa con tres hijos que hoy están en Córdoba: Diego (29) que es médico y está terminando su residencia en Neurocirugía; Gonzalo (25) cursando quinto año de Arquitectura; y Nicolás (22) que va por tercer año de Medicina”.

 

Tiempos felices.

 

Se le ilumina la mirada al evocar. “La niñez prácticamente la pasé entre el club y las vías del ferrocarril. Ahí teníamos la canchita de futbol”. Y allí correteaban Gustavo Gallego, Lalo Frías, Mono Corvalán, Oscar Suhurt, Gato Manera y Pitoto Albín, entre un piberío que –todos los días lo mismo- era “ir del campito al club, siempre disfrutando”, agrega José Luis.

 

“La primaria en la Escuela 6, igual que mi hermano y mis tres hijos;y el secundario en el Colegio Nacional. Después hice el servicio militar en el Distrito, y cuando salí fui a estudiar a la Universidad Nacional de La Plata la carrera de Educación Física”, puntualiza.

 

Un ex dirigente que conoce bien a esa barra apunta que “eran unos salvajes. Andaban todo el día en el club, y no había un vericueto donde no se metieran”.

 

Se ríe José Luis. “Es verdad, éramos muchos amigos que andábamos todo el día juntos y nos divertíamos, pero sin macanas grandes. Uno era ‘Barrabás’ (Rogelio Matías), y en las vías nos juntábamos también con el querido Jorge Zárate, al que le decíamos el Manco”.

 

Los pingos.

 

Y claro, cómo no iba a ser deportista si todos en ese grupo vivían en All Boys, y pasaban por todas las disciplinas. “Era así. No teníamos ninguna preocupación, y eran tiempos hermosos”, corrobora.

 

Alguien me pasó el dato que le gustan los pingos, y no lo niega. “Sí, pero fue hasta que nació mi hijo Gonzalo y ahí dejé el hobby… llegamos a tener una yegua con el escribano Coco Maraschio y el profe Horacio González”. Se ríe con ganas al recordar que ante la recomendación de que el animal era una fija Gustavo Gallego se la jugó: “¡Dejó el sueldo completo en una apuesta…! ¡Nos quería matar!”, afirma.

 

El básquet.

 

En el básquet, siendo entrenador “Chiquito” Badillo, Weigandt supo integrar los planteles del club, con jugadores de la talla de Marcelo Aguirre, “Chango” Fazzini, los hermanos Bergonzi, “Manso” Blanco y el querido Fidel Bretón.

 

Alguna vez también le hizo al fútbol en las divisiones inferiores de General Belgrano. “Era un puntero rapidito, pero en esa época había un equipazo con los hermanos Díaz, ‘Chachi’ García, Hugo Pérez, Julio Ibarra, ‘El Loco’ Villa… así que no llegué a jugar en primera”, completa.

 

¡En Atlético Santa Rosa!

 

Después de recibirse en La Plata tuvo muchísima actividad. “Todo pasó muy rápido. Empecé en básquet como preparador físico en la Liga Nacional, con ‘Chiquito’ de técnico, pero ya en septiembre de 1985 inicié como entrenador de natación en el club. Más tarde estuve 10 años también haciendo la parte física de fútbol en la primera de Atlético Santa Rosa entre 1990 y 2000. Ahí fuimos campeones en el ‘92 y ‘93 (jugaban Dany Pérez, Mauricio Marusich, Carita Durante, Mario Montigni, Giuliani, entre otros)… Eso aunque seguía vinculado a All Boys con la natación (¡¡¡)”, agrega.

 

-¿Y cómo la pasabas cuando ibas al Turnes con Atlético?, le pregunté.

 

“No salía del banco de suplentes… ni me asomaba. El Ruso Pesce, uno de mis mejores amigos desde la platea, ahí cerquita, me gritaba de todo”, sonríe comprensivo.

 

Referente de la natación.

 

Para ese grupete de chicos amigos las tardes de verano eran disfrutarlas en la pileta –entonces a cielo abierto- de All Boys, “Me gustaba nadar, sobre todo mariposa… bueno, la cuestión es que cuando terminé el profesorado me quedé un año más y me especialicé como Entrenador Nacional de Natación, en lo que era el Instituto Nacional del Deporte. Disfruté de la cátedra que dictaba el profe Córdoba en La Plata y me decidí a hacer esa especialización… al final fue a lo que me dediqué toda mi vida, aunque también tenía la pasión por la preparación física”.

 

Ha pasado mucho tiempo, y “Chino” se ha convirtió en un verdadero referente de la natación, ya no sólo en nuestra provincia.

 

Padre y entrenador.

 

Son años de dedicación, y naturalmente sus propios hijos, Diego, Gonzalo y Nicolás lo llevaron a experimentar cómo era eso de ser padre y entrenador. Así Nico fue 4 veces Caldén de Plata, 2 veces recibió el premio Ranquel, ha sido múltiple campeón argentino y todavía tiene récords nacionales de categoría que están vigentes. Además fue triple campeón sudamericano juvenil, participó del primer Panamericano junior, y estuvo entre los 20 mejores nadadores en el Mundial Juvenil de Budapest en su especialidad, los 400 metros combinados.

 

José Luis aquilató grandes conocimientos estando en varios mundiales Juveniles, desde el primero en 2005 en Río de Janeiro, luego en México 2008. Perú 2011, Indianápolis 2017, Budapest 2019, y también en campeonatos sudamericanos de mayores, de juveniles y panamericanos junior.

 

Vaya si ha trabajado, porque aparte de la natación cabe decir que dio clases en la EPET (fue regente de Cultura y luego director); y además tuvo su propio y muy bien puesto gimnasio durante varios años.

 

Muy sacrificado.

 

La natación debe ser uno de los deportes más sacrificados a la hora de entrenar. Y cuenta “Chino”: “Hasta que se fue Nico a estudiar a Córdoba, a las 4 de la mañana ya estaba en el agua. Porque hay que tener en cuenta que el chico que entrenaba a las 7 tenía que estar en el colegio, y no hay otra forma para hacer doble turno”.

 

Precisa que quien practica natación entrena seis días a la semana de lunes a sábado dos horas por día, para participar de regionales y nacionales. El que quiere iniciarse en alto rendimiento nada 18 horas semanales, lo que sería seis días normales más tres dobles turnos, estos a la madrugada.

 

Yendo a las 24 horas semanales (atleta de alto rendimiento), son 12 sesiones de entrenamiento seis días por semana dos horas diarias, doble turno. A todo eso se le agregan horas de gimnasio, entre 8 y 10 horas más.

 

Y sí, es un tremendo sacrificio.

 

El carácter, imprescindible.

 

Sí, indudablemente para llegar –en la disciplina que se elija- hay que ser un obsesionado del trabajo, y un estudioso para estar actualizado y desenvolverse en el alto rendimiento. Y ese es el caso de José Luis Weigandt.

 

Y para eso -sobre todo para mantenerse- hay que tener determinación. Y cuando toque, plantarse cuando no se está de acuerdo con algo, y decirlo sin ambages.

 

Y será ese el momento en que aparezcan los que afirmen que uno es difícil, o polémico, o controvertido.

 

En lo particular considero que esas son muestras de carácter, que necesariamente hay que tener para conseguir el objetivo que alguien se plantea.

 

“Chino” acepta el concepto a regañadientes –”es un mito”, repetirá sobre lo que puedan decir de él en ese sentido-, porque está convencido que es la manera en que se debe actuar. Y, la verdad, pienso más o menos parecido.

 

Igual en este tiempo se muestra más condescendiente –sólo un poco-, aunque no declina en su pasión por llegar a la excelencia. O al menos por intentarlo, que allí está el desafío.

 

Compartir experiencias.

 

En un momento de la charla se pone reflexivo y dice: “Creo que en lo personal y en lo deportivo no tengo mucho más por hacer. Eso sí, me gustaría volcar en el deporte federado lo que aprendí en estos últimos 15 años andando por muchos lugares de Sudamérica y el mundo. Todo se lo debo a la Confederación Argentina de Deportes Acuáticos, que me permite desde 2010 formar parte del equipo técnico nacional de natación”.

 

Cabe mencionar que Weigandt ha estado a cargo del proceso de los Juegos Olímpicos Juveniles 2018 Buenos Aires, y actualmente sigue en juveniles como asistente de Walter Rodríguez.

 

La política.

 

En otro orden de cosas, señala que le gusta “comer asados con amigos, compartir un café con los dirigentes de mi club, hablar de deportes, de gestión… ¿Si me interesa la política? Me gusta muchísimo, leo mucho, pero no milito… mi papá sí lo hacía y me enseñó que había dos caminos: o nos dedicamos a lo que nos gusta o hacemos política… y tomé el que más quiero: ser técnico en deportes”.

 

Y deja una definición: “He recorrido el país, y tengo que decir que cada vez me gusta más mi provincia. En todos los órdenes… y no detallo porque sería entrar en política y me he prohibido hablar o debatir de estos temas”.

 

En el natatorio –su hábitat- muestra por qué es el líder. Mientras ordena el trabajo de sus pupilos deja toda una definición: “Lo que digo es que voy a estar siempre... Mientras pueda llegar aunque sea en silla de ruedas me van a tener aquí”, ironiza, señalando la piscina que conoce de toda la vida.

 

Y agrega: “Les digo siempre a los muchachos: que a nadie se le ocurra probarse el saco. El ‘Chino’ va a seguir estando mucho tiempo más”, promete.

 

Y viéndolo trabajar con ese fervor, da como para pensar que esa frase que expresa que "para llegar hay que tener personalidad" le cabe justa. Para conseguir metas no alcanza sólo con el talento o los conocimientos, y sí se requiere además tener lo que él tiene… esa fuerza interior para ser uno mismo ante los desafíos que se presentan. Y el “Chino” es de esa clase de gente.

 

Por eso está bien, “que nadie se ponga el saco”. Faltaba más.

 

La historia de una foto única.

 

Siempre se creyó que el profesor José “Lungo” Álvarez fue el único pampeano que dio la vuelta olímpica con Diego Maradona en el Mundial de México ‘86. Y si bien salió retratado en diversas publicaciones, hubo otro comprovinciano que estuvo aún más cerca del astro en el Azteca.

 

Y ese fue el “Chino” Weigandt. Precisamente la foto lo muestra pegado al ídolo que llevaba la Copa del Mundo, y ahí nomás pero detrás el “Checho” Batista.

 

Y cuenta José Luis. “Resulta que un día viene Jorge González Bo y me dice ‘vamos al Mundial’. Le contesté que estaba loco, si yo andaba re seco. Él me insiste para que lo vayamos a ver a mi hermano Cacho, al que en ese momento le iba muy bien… Y bueno, la cuestión es que nos dice que sí y sacamos los pasajes. ¡Yo viajé con 100 dólares!. Era todo lo que tenía, pero la verdad es que mi hermano se pasó… Pedí licencia sin goce de haberes en el club y alquilamos un departamento 45 días... Seguimos la Selección a todos los partidos”.

 

Corriendo junto a Diego.

 

En la final estaban en la tercera bandeja con la hinchada de Boca. “Cuando nos pusimos 3 a 2 empezamos a correr… pasamos al lado de unos alemanes que habían estado todo el tiempo gritando por Alemania y les dijimos de todo… y de pronto nos encontramos con el foso y los milicos”.

 

Relata como si lo estuviera viendo: “En un momento les señalo a los policías uno que estaba saltando… se distrajeron y me tiré. Entré todo raspado, me puse al lado de Diego y lo toqué… corrimos unos 20 metros juntos y en el amontonamiento me tiraron al diablo… ¡Pero ya estaba!”, completa satisfecho.

 

Y agrega: “El Lungo, como es alto, aparece más atrás en otras fotos…”, advierte.

 

Pero vaya si se dio un gusto. El “Chino” recuerda que su amigo, el Ruso González Bo “se vestía todos los partidos de paisano, y como estaba acreditado por La Arena (¡¡!) aprovechábamos para entrar al centro de prensa. ¡Sí, pagó todo mi hermano! Fueron 45 días fantásticos! Y bueno, tengo esa foto que quedó para la historia”, la muestra con alegría.

 

Un referente.

 

Obviamente desde aquellos inicios de la disciplina en los natatorios abiertos (promediando los ‘60), a la actualidad, todo cambió mucho. Las primeras piscinas fueron la de El Prado, luego la de All Boys, y después Estudiantes.

 

Apelando a la memoria aparecen los primeros entrenadores: Juan Carlos Gavazza; “Pildoro” Gazia (antes de recibirse de abogado hizo dos años de Educación Física); y en El Prado cabe mencionar a Anguzar, a un muy joven Omar Lastiri (aún antes de ser destacado profesor), y a “Pato” De La Sota.

 

Más tarde vino el tiempo del “Chino” Weigandt, quien se convirtió en referente indiscutido. Por sus manos pasaron los más destacados nadadores pampeanos de las últimas décadas: además de su hijo Nicolás cabe mencionar a Gastón Cornacchione, Sofía Osaba, Esteban Paz, Paula Yanicelli, Pedro García, José Gramajo y tantos otros.

 

Una vida en tres imágenes.

 

Con Maradona.

 

Vaya fotito: México ‘86. Un muy joven José Luis Weigandt colado en la vuelta olímpica de la Selección Argentina. Corrió varios metros al lado de Diego Armando Maradona en la vuelta olímpica.

 

En familia.

 

El “Chino” y su familia. Su esposa es docente y sus hijos están en Córdoba. Uno médico, el otro también estudia Medicina, y el restante Arquitectura. Una familia feliz.

 

En Santa Rosa.

 

Una que algunos no le perdonan en All Boys. Fue preparador físico de Atlético Santa Rosa campeón de la Liga Cultural en 1992/1993.

 

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