Jueves 25 de abril 2024

Dolor por la muerte del “Negro” Gallego

Redacción 23/03/2023 - 10.17.hs

Dejó de existir ayer miércoles en esta ciudad Néstor Eduardo Gallego, quien fuera reconocido trabajador de la Secretaría de Recursos Hídricos de la provincia. “El Negrito” Gallego, como todos los llamaban, fue chofer por muchos años de ese organismo y le tocó andar las rutas de La Pampa de punta a punta.

 

Pero, fundamentalmente, El Negro Gallego fue un gran baqueano en los polvorientos caminos del Oeste profundo. Pocos como él hicieron tantos kilómetros para recorrer aquella zona semidesértica y no pocas veces olvidada de nuestra provincia.

 

Fue un experto cicerone para muchos nuevos funcionarios, y gran cantidad de empleados de Recursos Hídricos, que debían adentrarse en el Oeste pampeano. El Negro Gallego conocía como un experto cada sendero que iba de puesto en puesto e iba guiando y enseñando a sus compañeros de viaje.

 

Pero, además, Néstor era una persona absolutamente querible, que gozaba cantando en voz alta y a capella –como simple aficionado-- temas del cancionero Latinoamericano y Folklore. No importaba que anduviera conduciendo una camioneta de la Provincia como chofer trasladando funcionarios o empleados, o tal vez compartiendo la mesa de un bar con sus amigos de toda la vida. De pronto, y apartándose de cualquier conversación, El Negro se ponía a entonar distintas melodías.

 

En sus años juveniles fue un exquisito jugador de fútbol, destacándose en los torneos de baby primero; y después oficialmente vistiendo la camiseta del Deportivo Penales, y ya más veterano la de Atlético Santa Rosa y apenas un poco la de All Boys.

 

Entusiasta simpatizante del Racing Club de Avellaneda, tenía también pasión por el automovilismo. Pero, hay que decirlo, le gustaban todas, porque las reuniones asado de por medio y guitarreadas con sus amigos eran una parte importante de su vida.

 

En los últimos años, ya jubilado de la Provincia, se le dio por vender variedades de quesos y salamines en la esquina de Salta y 1° de Mayo (frente al Chalet “La Nena”), donde aprovechaba a conversar con tanta gente que lo conocía.

 

Ayer, a los 72 años, su corazón dijo basta. Su deceso enluta a la familia que conformaban con su esposa María del Carmen; sus hijos Gonzalo, Gastón, Ana Melina, Virginia y Ramiro; y sus nietos Gaspar, Joaquín, Pedro, Justina y Joia. Pero además produjo hondo pesar en su amigo del alma (casi su hermano) Ricardo Campanino; y en la enorme cantidad de amigos que supo granjearse por haber sido, sobre todo, buena gente.

 

Sus restos descansarán en el Cementerio Parque de la ciudad.

 

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