Lunes 29 de septiembre 2025

"El Mono" Carasay, un futbolista de nota

Redacción 19/12/2024 - 08.37.hs

Entre las brumas del pasado la nostalgia siempre se hace un lugar. Al transcurrir los años lo que quedó atrás se suele recordar a veces con melancolía y una sonrisa. Es cuando la memoria nos lleva a historias que nos hicieron felices; aunque también pueda ganarnos cierta pesadumbre volver sobre sucesos que una vez nos incomodaron por alguna razón.

 

En la sociedad es habitual que personas que alguna vez tuvieron un determinado protagonismo -aún sin proponérselo-- son poco menos que olvidadas. O permanecen en un estadío que hace que otra gente no conozca lo que puedan haber hecho antes.

 

Puede pasar en cualquier ámbito de la vida... con un artista, un deportista... En lo deportivo ha sucedido, frecuentemente, que figuras del pasado sólo son recordadas vagamente. Y hay muchísimos casos.

 

Las mesas del recuerdo.

 

Podría decirse que no pasa tanto con boxeadores de nuestra provincia que, de manera contínua, son mencionados por los periodistas y la afición.

 

En el caso del fútbol pareciera ser distinto, tal vez porque los planteles y sus integrantes son muchos más y entre tantos hay quienes pasan de largo en esas charlas de café que se dan en las mesas del recuerdo.

 

En aquel gran equipo de All Boys que disputó tantos regionales, hay nombres que salen con facilidad, pero hubo otros que estuvieron a la misma altura que los que siempre se mencionan y no son tan reconocidos.

 

En el tintero.

 

Galant, Facio, Bafundo, Rechimont, Zabala, Blanco, Orrego, Villalba, Santos Pity Kramer, Cejas (más adelante Urtiaga) salen fácil... Pero hubo otros varios que tuvieron su momento, pero no resultan tan destacados. Alguna vez fue el "Alemán" Domínguez quien nos deslizó un reproche por eso... y tenía razón.

 

Y no sólo su nombre ha quedado en el tintero más de una vez, porque hubo otros, como Cacho Ledesma, Rubén Martín, Cacho Leal, Hugo Jérez, y tantos...

 

Una corta carrera.

 

No muchos tienen presente ahora a quien --siendo un pibe entonces-- se codeaba con los más grandes. Ese era Raúl Eduardo Carasay, "El Mono" para todos. Hoy se lo puede ver sentado con habitualidad, acompañado de amigos, en la mesa de una céntrica confitería sin hacer alarde de su pasado futbolero.

 

Jugó nada más que cuatro años en la primera auriazul -antes había estado en sus divisiones inferiores--, y vaya a saberse por qué un día se alejó de las canchas. No jugó más "apenas salido del Servicio Militar".

 

Todas las condiciones.

 

Fue particularmente arropado por ese dirigente que fue Ramón Turnes. "El Mono" era zurdo, habilidoso en velocidad, con buen remate y mucha picardía. Quién esto escribe entiende que fue uno de esos que bien pudo haber probado suerte en el fútbol profesional, pero nunca tuvo siquiera una prueba.

 

Hoy Raúl habla de fútbol con sus amigos, y confiesa -extrañamente-- que nunca le gustó jugar: "Lo hacía para entretenerme... porque me salía fácil, pero nada más. Desde que dejé nunca más jugué, aunque me encanta verlo y charlar sobre fútbol".

 

Empleado municipal.

 

De aquel pibe retacón -con tendencia a engordar-- que se ponía la de All Boys para correr contra la raya queda el recuerdo. Hoy, bajo esa gorra blanca que sólo de en vez en cuando se saca, ya no luce ese flequillo que le caía sobre la frente.

 

Después del fútbol Raúl Carasay fue empleado municipal hasta su jubilación... iba a entrar precisamente cuando Ramón Turnes ganó las elecciones. Y allí estuvo en diversos destinos, pero iba a ser trascendente su paso por la Dirección de Deportes, porque la hoy afamada maratón "A Pampa Traviesa" fue una idea suya; y él mismo estuvo a cargo cuando se diseñó el circuito de salud en el Parque Recreativo Don Tomás.

 

El hijo del rotisero.

 

Es hijo de Pedro, que supo ser carnicero en Anguil y una vez trasladada la familia a Santa Rosa tuvo la conocida Rotisería "Carlitos", en pleno centro de la ciudad; y de María Josefa Aguirre hija del panadero de Anguil. Raúl es de los tres hermanos el del medio.

 

La familia Aguirre le vendió aquella panadería a los Del Bo, antes de venir a la capital provincial, para comprar una propiedad al lado de lo que hoy es Marinelli. "Mi abuelo Aguirre fue el primer pizzero de Santa Rosa... las hacía en un horno panadero que había atrás de la casa", revela. Luego, cuando los Carasay fueron a vivir a la calle Juan B. Justo, la rotisería pasó a manos de la familia Mansilla que la tuvo muchos años.

 

El fútbol cuando pibe.

 

Ese barrio tenía un gran baldío entre Villegas y González (allí solían parar los circos), y se hacían disputadísimos partidos, incluso con muchos players que jugaban en primera división. Allí, todavía un pibito, "El Mono" empezó a exhibir su habilidad.

 

Luego vinieron los baby fútbol y los equipos de Elgea que hacían los Gambuli... "Teniamos equipazos: con El Mono Sánchez o Placenti de arqueros, Caito Durán, Edgardo Bernardi. El Pelado Santamaría, Miguel Fernández, Cacho Montironi, Hugo Di Nápoli...".

 

Jugador de primera.

 

Después vendría el fútbol oficial fichado por "Chicho" Weiss para All Boys. Y era tan bueno Raúl que enseguida lo convocaron para el primer equipo, aquel que jugaba los torneos regionales. "Debuté con Belgrano, y en el Regional contra Sol de Mayo en Viedma... ese día jugamos junto con Alfredito Rincón". Y tuvo participaciones brillantes "El Mono", siempre "muy cuidado por Ramón Turnes: "Sí, me quería mucho. Creo que le parecía que yo era bueno..."se ríe con ganas.

 

Hubo en un momento una citación para una prueba en Boca Juniors, junto con Alfredo Rincón, pero "se suspendió porque se produjo un incendio en un ala de La Candela... hasta teníamos los pasajes sacados para viajar en tren", dice sin lamentar lo que no fue.

 

Se lució contra la Selección Argentina.

 

Pudo haber tenido otra oportunidad cuando la Selección Argentina dirigida por Tito Pizutti anduvo por aquí. "Jugamos un partido en Villa Mazza, y otro en cancha de Belgrano", rememora. Ese día "El Mono" le pegó un enorme baile a un tal Mamanna (padre del actual jugador de Vélez), y a su vez "el Pity lo volvió loco a Mouzo, que después iba a ser figura y capitán de Boca".

 

Esa noche el entrenador visitante se fue deslumbrado por dos pampeanos: "Uno el Aldo Bafundo, que la rompió; y en La Arena del día siguiente declaró que yo también le interesaba", dice sin ínfulas Raúl.

 

Brillante, y efímero.

 

Como suele decirse, en el fútbol lo de Raúl Carasay fue "como la luz de un fósforo", brillante y efímero.

 

Cuando se le pregunta qué pasó contesta sin problemas: *Me abandoné, y la verdad no me gustaba entrenar. Y al no entrenar y comer... Cuando salí del servicio militar dije 'no juego más'. Y fue nunca más. Me vinieron a buscar varios clubes y dije que no... y tampoco me prendí en esos torneos que se hacen ahora. ¡Pero me encanta ver fútbol!"

 

Hoy, hincha de Boca pero no tan fanático como para no analizar, vive viendo fútbol... y a su manera disfruta de sus hijos, y sus seis nietos.

 

Hijas profesionales.

 

María Celeste es profesora y licenciada en Matemáticas; Luciano Raúl es Ingeniero Agrónomo y tiene el doctorado de Biología; Ailín se recibió de Arquitecta en Córdoba y en Italia de Ingeniera; y la menor, Amakeik, está a un par de materias para terminar la carrera de Profesorado de Física. "Han sido buenas alumnas, y todas en carreras difíciles", dice ahora sí con indisimulado orgullo.

 

Fue un futbolista que pudo hacer historia... pero, quizás pecando de indolente, prefirió retirarse cuando apenas empezaba. Muchos no lo tienen como el deportista que fue, pero era bueno de verdad. "El Mono" Carasay, y una pequeña historia de por aquí nomás. Una como tantas que bien vale la pena recordar. (M.V.)

 

Raúl Carasay, un tipo inquieto.

 

Dejó algunas otras reflexiones Raúl Carasay. No duda en afirmar que Oscar Felipe Kraemer fue el mejor delantero con el que jugó. "Era cosa seria Pity... ¿Y el arquero? (Galant) Un monstruo...".

 

Ingresó en la municipalidad en 1973, cuando Ramón Turnes ganó la intendencia por 8 votos. "Empecé en las oficinas de Tránsito, y me cesantearon con el golpe del '76... así que ahí hice un poquito de todo, si hasta visitador médico fui", comenta.

 

Con el regreso de la democracia volvió al municipio, pero en la Dirección de Deportes, cuando el director era Juan Carlos Vega, y después se haría cargo Oscar Di Benedetto. "Tuve como compañeros a Alfredo Sauro, Raúl Risso, Lorenzo Díaz, Segundo Carabajal, los laosianos Pian y Keo, don Correa... Una vez la Agrupación Juventud y Deportes iba a hacer una competencia y se suspendió por razones económicas. Eran tiempos en que las comunicaciones no eran fáciles, y por eso sin saber la novedad llegaron dos chicos de Santiago del Estero... Le comenté a Risso que sin plata era complicado, y que había que hacer una gran maratón auspiciada por la municipalidad. Se lo comentamos a Di Benedetto que se prendió enseguida, habló con el intendente Molteni y nació 'A Pampa Traviesa'... y bueno, se sabe hoy lo que se valora esa prueba", reflexiona.

 

Más tarde estuvo en la Liga Cultural de futbol. "Me echaron sin causa justificada en el 2008", señala. Hizo juicio y lo ganó, y eso hizo que muchos dirigentes nunca se lo perdonaran.

 

Ha sido un tipo inquieto "El Mono". Y así también en un momento se le dio por hacer una revista que se llamó "Ovación" -obviamente dedicada al deporte--, en el que escribían entre otros Daniel Wilberger, Carlitos González, Eugenio Cossis, un poco José Higinio Álvarez, y el fotógrafo era Alberto Algassi.

 

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