Jueves 02 de mayo 2024

Un reencuentro que fue a pura emoción

Redacción 09/10/2023 - 01.59.hs

Abrazos, sonrisas que les iluminaban los rostros, alguna lágrima que pugnaba por escapar en más de uno… y un estado de felicidad que les encendía el ánimo. Parecían chicos en una alegre estudiantina, disfrutando de un reencuentro de esos tan habituales en quienes han sido compañeros de algún colegio secundario.

 

Pero no, estos eran hombres grandes. Hoy tienen 64 años y, obviamente la mayoría está a un paso de la jubilación. Los soldados del Regimiento de Infantería Mecanizada 12 que habían hecho el Servicio Militar hace nada menos que 45 años –tenían solamente 18 años, y eran apenas unos adolescentes que cumplían con esa obligación con la Patria- se volvieron a juntar este fin de semana frente mismo a las puertas de la guarnición de Toay para recordar aquellos tiempos.

 

Hubo ex soldados de Conhelo, Caleufú, Arata, Ingeniero Luggi, Embajador Martini, Realicó, General Pico, Uriburu, Anguil, Quemú Quemú, 25 de Mayo,, General Acha, Larroudé, Falucho, Bernasconi, Intendente Alvear; de General Alvear (Mendoza), de Capital Federal, de la ciudad de La Plata y Coronel Suárez.

 

Era habitual que antes nuestros padres nos hablaran de sus anécdotas en la colimba (correr, limpiar, barrer), y aún los que más adelante también tuvimos que pasar por un cuartel en calidad de soldados atesoramos cantidad de historias que, a la distancia, se nos ocurrían graciosas o divertidas. Aunque cuando en ese servicio que se prestaba obligatoriamente igualmente había episodios que nos pudieran haber disgustado en su momento.

 

Cabe decir que el Servicio Militar en nuestro país, a partir de la promulgación de la ley 20.428, dispuso reducir de 20 a 18 años la edad en que los jóvenes varones eran convocados a la conscripción. Con esa determinación las clases 1957 y 1957 resultaron exceptuadas. Después, como es sabido, en 1995 producido el crimen del soldado Omar Carrasco, la colimba dejó de existir en el país.

 

Grandes conflictos.

 

En casi 100 años hubo momentos que sobresalieron en la historia del Servicio Militar Obligatorio. Uno, el más trascendente fue la Guerra de Malvinas, cuyas consecuencias conocemos.

 

Pero hubo otros de verdadera tensión, y sin dudas en ese sentido merece una mención el conflicto por el Canal de Beagle con Chile, que puso a Argentina ante la inminencia de una conflagración con los trasandinos. Cómo no recordar las tropas alistadas para trasladarse a la zona del conflicto; y a la población atenta a todos los movimientos. Colaborando de la manera que se podía con esos soldaditos que –tal vez- no estaban muy al tanto de lo que estaba sucediendo.

 

Se están cumpliendo en estos días 45 años desde que el Regimiento de Toay fue a “Cuadro Nacional” en San Rafael, provincia de Mendoza. “Estuvimos hasta los primeros días de febrero de 1979… Y claro que lo vivíamos con cierta ingenuidad, porque éramos muy pibes”, contó por estas horas Rubén Villegas, quien motorizó la idea de juntar a sus camaradas para un reencuentro que, para casi todos, resultó “una caricia al alma”.

 

Soldado clase ‘59.

 

Rubén, a quien mucho se lo conoce porque ha sido concejal en Santa Rosa y también diputado provincial –aunque ahora está un poco alejado de la política-, contó que fue “en pandemia, cuando estábamos encerrados, que comencé a armar un grupo de Facebook que se llama ‘Soldado Clase 59’ con la idea de juntar a aquellos soldados pampeanos. Pero esto se escapó de las manos por estas cuestiones de las redes sociales, se viralizó y hoy tiene como 5.000 integrantes de distintos puntos del país”.

 

Comenzaron los contactos con sus ex compañeros del Escuadrón Pesado, se armó un grupo de WhatsApp y con Luis Núñez (abogado, un poco mayor pero que coincidió en hacer la colimba con ellos porque había tenido prórroga por estudios), fueron a visitar a uno de los jefes del regimiento actual: “El Teniente Diego Córdoba nos atendió, le planteamos la idea de juntarnos en el Regimiento y le pareció muy bien… y no sólo eso sino que nos prestaron un quincho donde llevamos el almuerzo y compartimos hermosos momentos”, contaron.

 

A pura emoción.

 

Había verdadera emoción en el reencuentro de esos 42 colimbas de hace 45 años – algunos gente conocida por sus actividades-, y se dieron casos en que tenían que preguntarse quiénes eran. Las canas, o la cabeza calva de algunos, y tal vez unos kilos de más de otros les había cambiado la fisonomía. Por eso se miraban un poco y no faltó el típico: “¿Vos quién sos?”. Y ante la revelación venía el abrazo sentido y la sonrisa amplia para sentirse como los chiquilines que entonces habían sido.

 

Entre algunos muy conocidos de por aquí se puede mencionar obviamente a Villegas, El Turco Luis Núñez, Luis Abel Mussa (conocido ex boxeador), Javier Bassa, Betín Razzini, Chochi Roldán, y algunos otros.

 

Se juntaron en la puerta misma del Regimiento, portando cada uno su vianda, o su heladerita portatil, para una suerte de almuerzo a la canasta. Guiados por el suboficial mayor Raúl Gabriel Ibarra (Encargado de Elementos), cuando ingresaron por el Puesto 1 -ese lugar donde más de una vez hace 45 años les habrá tocado hacer alguna guardia-, parecían chicos. En tanto un oficial les iba explicando sobre qué cosas han cambiado en la guarnición: una visita al museo, la recorrida por la plaza de armas, por el sector donde se guardan los pertrechos y los vehículos, y a cada momento una anécdota que surgía para la risa de todos.

 

Se recordó que en aquella movilización a San Rafael, el Jefe del Regimiento era el Coronel Rosseler y el subjefe el Teniente Coronel Quillane.

 

A la distancia –y haciendo de vocero del grupo-, Rubén reconoce que con el tiempo pudieron dimensionar la importancia del conflicto que se había suscitado, y que sólo se resolvió después de la intervención del Vaticano que envió al Cardenal Samoré para apaciguar las cosas.

 

Tensión.

 

Hubo coincidencia en contar que “en los ejercicios militares que se hacían antes del traslado aparecían las arengas que trataban de generar un clima que nos hiciera entender un poco más lo que estaba sucediendo y lo que íbamos a vivir. Teníamos algunas charlas entre nosotros y ahí si se ponía de manifiesto la incertidumbre de no saber qué iba a pasar”.

 

Finalmente el conflicto se aplacó –sendas dictaduras detentaban el poder aquí y allá- y no hubo guerra, aunque se estuvo a un paso.

 

No obstante hubo momentos de alta tensión. Para las fiestas de fin de año del ‘78 se había dispuesto que la mitad de los soldados pampeanos iban a regresar a pasar Navidad con sus familias; y el resto lo haría para Año Nuevo. Uno de los ex colimbas dijo que “a los que nos tocaba para Navidad estábamos formados en una cancha de fútbol el 22 ó el 23 de diciembre, listos para salir de franco. Pero aterrizó un helicóptero, hubo unas conversaciones entre los jefes y rápidamente nos hicieron desarmar todo y marchar a los tanques. Hicimos algunas maniobras, y al otro día sí nos largaron”, expresó.

 

Todos reconocieron que “la gente de San Rafael los fines de semana iban a buscar soldados y los llevaban a sus casas. Eso sucedió en todos lados, y aquí en Santa Rosa, con chicos que venían de otros lados”.

 

Sin reconocimientos.

 

Algunos de los colimbas de hace 45 años expresaron que “aunque estuvimos ahí de la guerra, eso nunca fue reconocido. Por supuesto que es incomparable a la tragedia que vivieron los soldados a los que luego les tocó la Guerra de Malvinas, que se vieron en medio de la metralla y un clima también muy hostil. Y quizás semejante suceso hizo que casi nadie se acuerde que nosotros, aunque en una dimensión mucho menor, también estuvimos al servicio de la Patria”, reflexionaron.

 

Villegas acotó: “Por supuesto que no es la pretensión una consideración especial, y además ya pasó mucho tiempo; pero de todos modos no estaría mal recordar aquello que a nosotros nos marcó de una manera particular”.

 

Con cierta tristeza expuso que “en mi escuadrón éramos alrededor de 120, y ya hay 15 ex soldados que fallecieron. En unos pocos años más ya será muy tarde y nuestro servicio, ese estar a disposición del país, casi que será olvidado”.

 

Luego del encuentro del fin de semana expresaron los agradecimientos al Teniente Coronel Diego Córdoba (Jefe del Regimiento), al Mayor Juan José Azambuyo (Segundo Jefe), y al personal que los acompañó durante toda la jornada.

 

Una frase, como tantas que se repitieron luego de la juntada resume el valor de haberla realizado: “Fueron mis mejores 600 kilómetros realizados en estos últimos 45 años…”. Sí, fue una caricia al alma.

 

Servicio Militar, con cambios.

 

“Respecto del Servicio Militar Obligatorio admito que puede resultar polémico manifestarse a favor; pero pienso que la mayoría de quienes lo hicieron estarían de acuerdo con que siguiera”, dijo Rubén Villegas. “Seguramente habría que hacerle modificaciones respecto de algunas cuestiones, pero si se le pregunta a quienes lo hicieron considero que un 80% de la gente está a favor”.

 

Rememoró que “hubo muchos chicos que en el Ejército aprendieron a leer y escribir. Yo tenía la función, como encargado de la oficina de mi escuadrón, a las 5 ó 6 de la tarde, de organizar un grupo y llevarlo a la escuela y luego lo retiraba un par de horas más tarde. Y creo que eso estaba bueno… algunos chicos tomaban la comunión en el Regimiento; otros aprendían a higienizarse, y éramos todos iguales. Casi como el tema del guardapolvo blanco en la primaria”, acotó.

 

Villegas agregó que “por supuesto habría que sacarle los excesos que se cometían, que finalmente hizo que se terminara. Aunque me parece que además vino bien como una manera de achicar otra parte del Estado como fuere…”, dudó.

 

Se remontó a aquel tiempo y señaló que “como jóvenes algunas travesuras hacíamos, como escaparnos. En mi caso con algunos amigos nos escapamos un fin de semana de San Rafael y nos vinimos a La Pampa… estuvimos unas pocas horas cada uno en su casa y volvimos sin ser vistos. Otro grupo que se escapó delante nuestro tuvo la mala suerte de encontrarse con una patrulla del Ejército que los cargó y los regresó a San Rafael… cosas de pibes de 18 años. Pero no recuerdo que hayamos recibido malos tratos”, cerró.

 

(M.V.)

 

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