Martes 14 de mayo 2024

Un trabajo fundamental para la inclusión escolar

Redaccion 01/05/2024 - 09.48.hs

Jesica Ortiz es Docente de Apoyo a la Inclusión (DAI) en la Escuela 256 de Santa Rosa y también profesora de Nivel Inicial en la Escuela 74. Victoria Goenaga es profesora de Educación Especial y trabaja dentro del equipo de Apoyo a la Inclusión. Juntas se complementan y piensan estrategias para llevar al aula, para ello visualizan cuáles son las barreras de cada alumno y trabajan para allanarles el camino en su trayectoria escolar. Su trabajo las lleva más allá de la simple enseñanza porque comprenden las necesidades individuales de cada estudiante.

 

“Brindo apoyo a nivel institucional y acompaño en dos aulas una en segundo y en cuarto grado”, se presenta Jesica. Desde hace tres años su rol laboral tomó un giro inesperado cuando la convocaron desde la Escuela de Apoyo a la Inclusión Wengan para acompañar algunas trayectorias y, desde entonces, concibe a la educación inclusiva como parte fundamental de las dinámicas de aprendizaje de cualquier centro educativo.

 

Victoria, por su parte, es docente de Educación Especial y trabaja con Jesica y otras DAI en Santa Rosa. “La Educación Inclusiva es una realidad en La Pampa, antes era impensado y aún creo que seguimos en un proceso de transformación y de construcción. Todavía sigue habiendo mucha resistencia en las escuelas y en las familias de los estudiantes. Pero dentro de esa resistencia, nos acompañamos”, resaltó la docente.

 

Y agregó: “Pensamos en los obstáculos y cómo sortearlos en clave positiva, siempre posicionándonos como equipo, también en las barreras que puedan generarse, sobre todo las actitudinales, que son las más difíciles, es donde más nos apoyamos como para garantizar el derecho a la educación de los estudiantes”.

 

“En mi caso, por ejemplo, fue un gran desafío cuando me eligieron para ser parte del equipo. Y desde entonces busco, investigo y pido ayuda cuando siento que la necesito, porque entiendo que es a través de la experiencia que voy aprendiendo”, completó Victoria.

 

En equipo.

 

Ambas docentes trabajan con los estudiantes, con el cuerpo docente de la institución, con psicopedagogos y con profesionales que integran el CAI, además de los equipos de profesionales externos. La tarea que desempeñan es desafiante a cada paso. “Venimos de un modelo, un paradigma médico que duró dos siglos y que sólo se centraba en la barrera. Y esto que se generó hoy es un borrón y cuenta nueva. Ya no existe más la escuela especial, es una escuela para todos, una escuela que incluye”, señaló Vicky.

 

Además de las barreras sociales y educativas de un sistema en constante revisión, ambas señalaron las dificultades más recientes que se profundizan con la crisis económica que está viviendo el país. “En primer lugar se siente con el recorte del Fonid en nuestros salarios, y ahora lo sentimos en las escasas convocatorias que hay para los cargos. Es decir, ya no se generaron más ingresos. Entonces enfrentamos una mayor demanda, pero con el mismo personal”, lamentaron.

 

“Nosotras hemos creado un equipo, una hermandad en donde nos acompañamos en las trayectorias y en cada desafío. Desde lo pedagógico hasta lo emocional. Por ejemplo desarrollamos planificaciones, vemos cómo nos organizamos y siempre tratando de seguir el tranco de todo el curso y acompañando a esos chiquitos que necesitan más ayuda”, afirmó Jesica sobre su tarea específica.

 

Mujeres, madres y profesionales.

 

Como muchas otras mujeres que trabajan y sostienen una familia, Jesica divide su día entre la familia, el trabajo y sus momentos de ocio. “Soy mamá de dos nenas y trabajo de 8 a 17.30. Me levanto muy temprano porque traigo a mis hijas a la escuela”, contó.

 

Al finalizar su jornada, tiene una rutina familiar exigente y antes de que finalice el día, prepara material para el siguiente. “Hago informes y estudio, entonces termino muy cansada. A veces son las 22 y estamos hablando con Victoria sobre los Proyectos Pedagógicos Individuales (PPI)”.

 

“Se trata de desarrollos que se articulan en 18 y 20 páginas por cada estudiante. Es justamente en ese PPI que se articulan los niveles de apoyo, configuraciones, objetivos, todo”, agregó Victoria, quien está presente en 12 instituciones donde hace las configuraciones de apoyo, mientras que por la tarde acompaña a las DAI.

 

Victoria estudió la Licenciatura en Educación Inclusiva en la Universidad de San Martín, trabaja en SAI que es otro servicio de aprendizaje integral, de inclusión también. “Por la mañana soy docente de apoyo a la inclusión, como la de Jesi, y por la tarde estoy en este mini equipo de acompañamiento, entre ellos a la Escuela 256”.

 

Ambas docentes señalaron la gran demanda que tienen y cómo impacta en su día a día. “Por ahí la sociedad desconoce mucho de lo que se hace a nivel de inclusión, por eso creo que nuestro rol también está en resignificar el rol del Docente de Apoyo y de Inclusión. De alguna manera estamos invisibilizadas en las aulas, es decir que el común de la gente cree que solo asistimos a un niños, mientras que en verdad trabajamos con todas las trayectorias del aula en mayor o menor medida”, afirmó Victoria.

 

Desafíos y disfrute.

 

Las dos disfrutan lo que hacen y ponen una gran cuota de energía con un marcado costo personal. “La primera vez que me llamaron sentí miedo y pensé: ‘¡¿Qué hago acá?! Fui haciendo experiencia y sobre todo experimenté escuchar otras voces. Hago mi camino y creo que día a día voy aprendiendo más”, evaluó Jesica.

 

Victoria, por su parte, señaló una peculiaridad que tiene La Pampa. “Me recibí con la base de estudio basado en un paradigma médico, por lo cual para mí también es una resignificación de lo que elegí. Vengo de Buenos Aires y la verdad que cuando llegué a esta provincia comenzó lo que es la inclusión de verdad!”

 

Este grupo de docentes se identifica como un tejido de mujeres en lucha. “Luchamos por un mejor salario, de acompañamiento, empatía y entendimiento. Somos un equipo y nos ayudamos cuando hay falencias y quiebres aun en las mismas instituciones inclusivas. Enfrentamos el desafío de pensar y sentir diferente, porque sabemos que no todos los seres humanos tienen la misma apertura y en la inclusión sucede lo mismo. Entonces es un reconstruirnos constantemente”, remarcó Victoria.

 

Educación para todos.

 

La realidad social y económica no escapa a las docentes. Ambas señalaron que los fuertes recortes económicos a la educación pública a través de las políticas implementadas por el Ejecutivo nacional, les genera incertidumbre.

 

“Apostamos a la educación pública y el ajuste en los salarios y presupuestos para educación es lamentable. Los estudiantes llegan con carencias, si bien la Provincia habilitó mucho material para ellos, también hay muchos otros que son faltantes”. Y explicaron que esta situación ha llegado al ámbito de la inclusión porque los acompañantes no docentes o PND como les dicen, han dejado de tener presencia en las escuelas. “Sentimos que fuimos muy perjudicados con la situación actual”, agregaron.

 

Y al reflexionar sobre este 1 de mayo en un contexto tan complejo, aseguraron: “Creemos que este Día del Trabajador es también un llamado a dejar nuestra zona de confort. Defender nuestra educación pública de calidad. Porque hay que decir que a nivel de inclusión las escuelas públicas son las que llevamos el compromiso educativo más a flor de piel, hacemos un abordaje único y para todos los chicos por igual. Sin dejar de lado que contamos con el mayor personal calificado, apoyo del recurso humano y seguimos en una constante resignificación de la tarea docente inclusiva”, concluyeron.

 

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