Miércoles 16 de julio 2025

Fronteras entregadas

Redacción 09/04/2011 - 04.21.hs

Las vergonzosas políticas sobre fronteras impuestas durante el menemismo, cuando desaparecieron leyes y providencias al respecto, siguen dando frutos amargos. El aserto es válido especialmente para la Patagonia cordillerana, sobre cuyos paisajes de ensueño se lanzaron multimillonarios de distinta laya, aprovechando el desinterés de las autoridades nacionales -también las militares y de seguridad- que poco y nada hicieron al respecto.
Uno de los ejemplos más dolorosos es el de Lago Escondido, en la provincia de Río Negro, un paradisíaco lugar que fue comprado por el magnate británico Joe Lewis. El lugar, que inmediatamente pasó a ser "Hidden Lake" (nombre equivalente, pero en inglés) está sobre un área de 12.000 hectáreas de tierras fiscales y que le fueran entregadas al multimillonario, sobre las cuales levantó varias mansiones; además inmediata a la compra estableció un área vedada al acceso público.
Esos terrenos se entregaron a Lewis a cambio de 3,5 millones de dólares; la cifra es ilustrativa ya que da un valor de 291 dólares la hectárea, lo que equivale a 1166 pesos a valores actuales; decir que fue una bicoca es quedarse corto, y acaso convendría calificarlo de dilapidación del patrimonio público. En blanco sobre negro: prácticamente se le regaló a un extranjero un área de frontera, de alto valor turístico en la que impuso una restricción de tránsito y acceso a los propios argentinos.
Recientemente, por primera vez en 12 años, desde que el menemismo entregó esas tierras fiscales, la Justicia pudo contemplar con sus propios ojos el Estado paralelo montado por el magnate inglés. Integrantes de la Corte Suprema de Justicia rionegrina, diputados provinciales e integrantes de organismos ambientalistas, rurales y de derechos humanos, pudieron acceder a un tramo del camino al lago. "Pudimos llegar hasta el Lago Escondido y constatar el hecho insólito de que haya que pedirle permiso a un inglés para visitar nuestras propias reservas naturales", expresó Eduardo Buzzi, quien fue parte de la expedición como titular de Federación Agraria (FAA).
Los propietarios de Hidden Lake alegan que ellos no han coartado acceso alguno ya que se puede llegar libremente al lago... transitando una senda peatonal de más de 20 kilómetros de sendero de montaña.
Demás está decir que, en todo este tiempo, se ha armado un entuerto judicial entre quienes reclaman la potestad del campo y los que se han puesto al amparo de las libras de Lewis, cipayos que nunca faltan si hay dinero. Estos guardaespaldas no sólo custodian el predio arma en mano sino que se han ocupado de destruir los puentes del antiguo acceso al lugar y custodiar -impidiendo el paso- los nuevos que construyó la empresa.
Pero a estos tristes e indignantes avatares se han agregado, increíblemente, otros. La Cámara de Diputados de Río Negro trató un proyecto de ley para ampliar el área protegida Río Azul-Lago Escondido para que, justamente, el Estado pudiera tener injerencia sobre las áreas controladas por Lewis. En un principio, todas las fuerzas políticas estuvieron de acuerdo, pero a la hora de votar, las presiones de los operadores del magnate dejaron el proyecto en la nada.
En las manifestaciones contra el Poder Judicial rionegrino, que intenta avanzar sobre el problema, se alinearon los personajes más funcionales al empresario inglés. Las más de 200 personas congregadas frente al edificio del poder judicial coincidían en que "hoy somos todos ingleses, los trabajadores, los empresarios, todos".
Al margen de Lewis, que contempla las acciones desde su Olimpo, su principal vicario es Nicolás Van Ditmar, administrador de Lago Escondido. Este personaje dijo días atrás, sin reparo alguno y al mejor estilo bandolero, que defendería la propiedad privada a punta de winchester. Semejante alarde de impunidad acaso sea fundado, porque unos días después, al concurrir a una audiencia, se abrazaba públicamente nada menos que con Miguel Saiz, actual gobernador de la provincia de Río Negro.

 


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