“Se dicen liberales y son peores que Stalin”
“No hay Estado más dirigista que el actual, con tintes stalinistas porque pisa el dólar y pisa los salarios. Tenemos liberales muy raros, odian el Estado pero se mueren por ocuparlo y cuando lo ocupan hacen negocios con él”, sostuvo el docente, investigador e historiador económico, Bruno Nápoli.
En una entrevista con Radio Noticias opinó sobre la actualidad económica del país, las consecuencias de la deuda externa y la necesidad de pensar en un modelo industrial. Estos nuevos tiempos políticos trajeron viejos regímenes. Nápoli explora el hilo que une la actual política económica con otros momentos históricos y para ello trabajó durante muchos años en la Comisión Nacional de Valores (CNV) investigando en los archivos la complicidad de grupos empresariales con la dictadura. El trabajo fue reunido en el libro “La dictadura del capital financiero”.
“Cuando accedimos a los archivos del sistema financiero con un pequeño equipo, trabajamos sobre la actuación de la Comisión Nacional de Valores, el Banco Nación, el Banco Central a fines de los años ‘70 y principios de los ‘80. Allí vimos una serie de comisión de delitos, incluso funcionarios civiles de la Comisión de Valores y el Banco Central trabajando con el Ejército en el secuestro de empresarios, banqueros y financistas. Tuvimos que declarar en algunos juicios a partir de la publicación del libro, pero los documentos están ahí”, explicó y sostuvo que descubrieron “delitos económicos ligados a delitos de lesa humanidad”.
Recordó que en aquella época, durante los últimos años de la dictadura y principios de la democracia, “el Consejo Empresario Argentino se quedó con el Ministerio de Economía” y “vimos que jefes de corporaciones muy importantes, al ocupar lugares en el Estado, modificaron las leyes e hicieron un cambio de la burocracia que todavía perdura”. Sin embargo, “ningún gobierno de la democracia derogó -por ejemplo- la Ley de Entidades Financieras de 1977, una ley que destrozó las cajas de crédito. El objetivo de la ley era que el capital quede en muy pocas manos y que la captura monetaria de nuestro ahorro nacional la hagan los bancos. El ahorro nacional es lo que producimos todos los argentinos”.
Mentalidad.
En ese marco, Nápoli afirmó que “no solo cambiaron las leyes, cambiaron la mentalidad de millones de personas” porque en la actualidad se habla de que el capital genera dinero, pero el historiador lo desmintió. “El empleado trabaja por dos mangos, el empresario pone el capital. Si no hay alguien que trabaje, el capital se queda quieto. Cuando hay un paro se habla de los millones de dólares en pérdidas y ahí reconocen que la riqueza la generamos nosotros, los que laburamos, no el capital”.
“Hay una dinámica pedagógica que impuso este discurso. Muchos hablan de la libertad de capital, pero hoy hay muy pocos bancos capturando ese ahorro nacional y direccionándolo a la deuda y especulación financiera. Desde 1977, se duplicó la población, se multiplicaron los instrumentos financieros y de 120 bancos se pasó a 60, los cuales capturan todo ese dinero”, desarrolló.
“En el momento en que más se habla de libertad es cuando más encerrado estás en el sistema financiero”, apuntó el investigador. Recordó que “Martínez de Hoz insistía en que había que cambiar la mentalidad de la gente y es una tarea pedagógica que lograron”.
También mencionó que “es legal fugar capitales al exterior porque se puede crear una cuenta en dólares en el exterior y el ahorro nacional se empieza a fugar”. Entonces aclaró que “la plata se hizo con un montón de gente que trabajó para ellos y la sacan a un paraíso fiscal en lugar de fortalecer nuestro sistema económico. Alemania no permite hacer eso, es más retrajo tanto su economía financiera que las tasas son negativas y es más rentable producir. Ellos tienen que comprar energía y alimentos, deben invertir en una industria que le venda mucho al mundo para tener dólares y euros y si hacen una mala movida van presos. El capitalismo funciona de esa manera, donde el privado tiene la posibilidad de tener mucho, pero con control”.
“La mayoría de los países tratan de cuidar el ahorro nacional, que es la riqueza que generan los ciudadanos en un país y debe servir para fortalecer la economía”, insistió. Y agregó: “Tenemos 400 mil millones de dólares en el exterior en 5.000 cuentas argentinas (personas físicas o jurídicas) y no tenemos plata acá; y hace 50 años que estamos pidiendo plata para pagar la deuda anterior. Hace 50 años teníamos 6 mil millones de dólares de deuda pública y ahora tenemos 470 mil millones de deuda, de los cuales un pedacito (50 mil millones) es con el Fondo, el resto es con banca privada local y extranjera. Ahora hay jugadores mucho más potentes, que son los grupos común de inversión, es decir un grupo de millonarios a nivel internacional que tienen tanta plata que deciden prestarle a los países, algunos tienen más plata que el PBI de un país, y después te extorsionan. La deuda es una forma de sujeción de las economías soberanas”.
- ¿Cómo se rompe esta dictadura?
- Con un modelo productivo. Cuando no hay un modelo productivo, que genere tantos bienes y servicios que le puedas vender al mundo más de lo que comprás, no vas a tener dólares; como no hay dólares se termina laburando para los bancos. Si hay un modelo productivo industrial, los bancos trabajan para vos porque van a querer ese dinero y tenés el poder de fuego para decidir en qué condiciones se lo das. La idea es fomentar el trabajo de los privados. El Estado debe defender lo que producen los ciudadanos. No hay Estado más dirigista que el actual, con tintes stalinistas porque pisa el dólar y pisa los salarios. Tenemos liberales muy raros, odian el Estado pero se mueren por ocuparlo y cuando lo ocupan hacen negocios con él. En todos los gobiernos de la democracia, estos personajes fueron funcionarios. Se dicen liberales y son peores que Stalin, quien destrozó la economía soviética.
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