Miércoles 09 de julio 2025

Peligrosa ausencia de control en el box

Redacción 19/05/2011 - 04.19.hs

El pugilismo provincial supo de épocas gloriosas, con cultores de la disciplina que se destacaron consiguiendo títulos argentinos, sudamericanos y hasta ecuménicos. Después de aquella etapa de singular brillo -fines de la década de los sesenta y parte de los setenta-, la actividad se fue extinguiendo, y pasaron algunos años hasta que otros valores conquistaron el sitial que aquellos campeones habían sabido ocupar.
Como un fenómeno cíclico, otra vez llegó a nuestro boxeo profesional otra camada y volvió el entusiasmo de los aficionados. Ahora se está en una transición, con algunos de quienes fueran destacados pugilistas dejando el cuadrilátero, al menos en su condición de boxeadores. Algunos eligen ser entrenadores y otros se animan a desempeñarse como promotores. Se dedican a organizar festivales, sobre todo en el interior provincial.
En las últimas semanas se pudo asistir a programaciones que resultaron un fiasco, y en algunos casos un verdadero engaño a los espectadores. Se sabe, la capital provincial tuvo destacadísimos boxeadores y un público que sigue desde siempre la disciplina, por lo que, en general, puede decirse que son espectadores que saben de qué se trata.
Es probable que los asistentes a los festivales en el interior provincial, en buena parte, no estén "entrenados" en eso de ver pugilismo con cierta regularidad, y por eso hay carteleras que pueden presentarse allí pero no soportarían -por su escasa calidad- la crítica del aficionado más acostumbrado a ver un boxeo exigente. Lo cierto es que se da el caso de noveles promotores que, con el visto bueno de algunos municipios, montan espectáculos de exiguo vuelo boxístico pero que sirven para recaudar algunos pesos.
Por lo que se puede apreciar, no se repara en las condiciones mínimas que deberían exigirse en todo festival boxístico. Es sabido que, especialmente en un deporte como el boxeo, la preparación física y cierta equivalencia -física y técnica- entre los contrincantes son necesarias para evitar aumentar los riesgos ya de por sí altos de su propia práctica.
Se han visto sobre el ring a principiantes con escasos conocimientos, muchas veces mal entrenados o con evidentes diferencias de peso; y también a profesionales que enfrentan a contendientes que están lejos de ofrecerles una resistencia más o menos digna; y hasta se dio el caso de un pampeano que debió combatir con un rival que tenía su licencia vencida. Pasó en los últimos días en el interior provincial, donde los organizadores contaron con la colaboración del municipio.
Lo que nadie parece advertir es que procediendo así se aumenta irresponsablemente el riesgo para la salud de los boxeadores, y no pocas veces las peleas se convierten en un martirio y en una tunda innecesaria para algunos de ellos. El boxeo es una disciplina de alto riesgo -inclusive no faltan quienes no la consideran una actividad deportiva-, y cuidar la salud de los boxeadores es una premisa básica de toda organización. En Santa Rosa hay una Comisión Municipal de Box, que controla el cumplimiento de todos los aspectos aquí mencionados; pero no sucede lo mismo en las localidades del interior en donde se están organizando festivales.
Urge adoptar medidas para evitar estos encuentros que, sin exagerar, ponen en riesgo la salud y hasta la vida de algunos púgiles. El gobierno provincial, a través de algunos de sus organismos -podría ser la Dirección de Deportes-, no debería demorar la puesta en marcha de las imprescindibles tareas de control. Y los municipios, en tanto, tienen que asumir que se están exponiendo al riesgo innecesario de verse involucrados en una contingencia que puede desembocar en una tragedia. Después será demasiado tarde y sólo habrá lugar para los lamentos.

 


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