Estado de insolvencia
Nuestro país está atravesando una profunda crisis de múltiples dimensiones sin que se avizore una salida concreta, como no sea un empeoramiento de la situación para los sectores obreros y populares.
Eduardo Lucita*
El presidente y su equipo están a la defensiva acumulando derrotas parlamentarias, comprometidos por coimas en la compra de medicamentos, en estafas con criptomonedas y en causas como la falla en el control del fentanilo. Pero sobre todo están acorralados por un plan económico agotado que mantuvo artificialmente el valor del dólar para mantener baja la inflación a costa de dilapidar recursos y poner a la actividad económica al borde de la recesión.
Esa liquidación de recursos escasos incluye un récord de exportaciones, un blanqueo exitoso, un inédito aporte adicional del FMI y otras formas de financiamiento, que se malgastaron financiando fugas de capital, subsidiando viajes al exterior y una apertura indiscriminada de importaciones.
Descontrol.
Todo se desbandó antes de lo previsto. Para frenar la corrida cambiaria subieron las tasas de interés a valores estratosféricos, aumentaron los encajes bancarios remunerados, vendieron dólares a futuro y ahora sin poder frenar la corrida venden los dólares que no tienen, que los necesitarán el año que viene para hacer frente a los vencimientos del propio organismo. Por si algo faltara el ministro Caputo ya avisó que está dispuesto a vender todo lo que sea necesario para mantener el tipo de cambio. La rebaja a cero de las retenciones al agro es una búsqueda desesperada de ingreso de dólares para tender un puente que tranquilice los mercados hasta las elecciones de octubre. No es más que una medida de corto plazo que tiene su costo fiscal.
El peligro electoral.
El gobierno, agotados sus recursos materiales y simbólicos, apuesta todo a las elecciones de octubre, lo que le plantea el problema de cómo llegar hasta el 26 cuando faltan todavía una veintena de ruedas cambiarias. Pero las mismas elecciones se les han convertido en un problema, si hace tres meses se suponía las ganaban sin mayores esfuerzos, luego de los resultados en Prov. de Buenos Aires y la profundización de la crisis económico-financiera ya nadie cree en un triunfo holgado y por el contrario sí crecen los que piensan que pueden llegar a perderlas. Si esto sucediera no hay que descartar un brusco agravamiento de la crisis.
Sin embargo aún cuando las urnas le resultaran favorables el núcleo central de la crisis, que es la insolvencia del país frente a la sumatoria de deudas, la incapacidad para acumular reservas y la ausencia de financiamiento externo, no disuelve la dramática perspectiva de la insolvencia. Por eso también apuesta todo a un nuevo préstamo, esta vez del Tesoro de EEUU para cubrir vencimientos del año próximo. No es claro aún como resolverá y que contrapartidas habrá que conceder.
Datos duros.
De hoy a diciembre de este año vencen 4.300 millones dólares, 3100 con organismos internacionales y 1200 en Bopreales. Cuando al Tesoro Nacional solo le quedan 600 millones…
El total de vencimientos de capital e interés en los años 2026 y 2027 alcanza a 28.774 y 32.216 respectivamente (incluye deuda del sector público nacional (20.780 y 24.010) y provincial (2072 y 1992), del BC (Bopreales) (2000 y 5000) y Obligaciones No Negociables del sector privado (3823 y 5215). (datos del trabajo de Pablo Manzanelli, director de Cifra).
En tanto que el stock de deuda pública en pesos alcanzaba los 243 billones a mayo de 2025 (datos de la Oficina de Presupuesto del Congreso (OPC). Dado el efecto combinado de los ajustes de valuación, capitalización de intereses y cancelaciones de capital, este monto requiere una actualización que a la fecha no está disponible oficialmente.
Según estimaciones privadas hasta octubre incluido los vencimientos de deuda en pesos alcanzan 36.2 billones, de los cuales 22.5 bill. es interestatal y 13.7 (incluido un remanente de septiembre) es deuda con privados (bancos.). El acumulado de noviembre y diciembre alcanza a 40 bill. de los cuales 23.3 es con privados y el resto interestatal. Mientras que la suma de vencimientos del primer trimestres 2026 arroja 31.4 billones, 27.3 con privados.
Hay que tener en cuenta que estos montos son muy provisorios ya que las renovaciones, por momentos a tasas muy altas, son en general de corto plazo (dos meses) y modifican mes a mes las cifras de vencimientos (1).
Estos datos dan cuenta que el Endeudamiento Público del Estado Nacional ya no es solo un problema de la deuda en moneda extranjera, sino que la deuda en moneda nacional ha pasado a ser parte del problema, que es de difícil solución. En otro momento se podría pensar en una macro devaluación que licuara los pesos, pero hoy la mayoría de esa deuda son bonos ligados a la cotización del dólar o bien con ajuste CER, por lo que la licuación se compensaría rápidamente por el alza de los precios o por la cotización del dólar. Estamos frente a una situación en la que es muy probable un nuevo default en nuestra propia moneda y un reperfilamiento al estilo Macri 2018.
Siempre la deuda eterna.
Los problemas de deuda pública son una constante en el devenir de nuestra economía desde los tiempos de la dictadura militar del 76/83 sin que desde entonces ningún gobierno se animara a auditarla/investigarla y actuara en consecuencia. Pero desde el gobierno Macri, que incrementó notablemente la deuda en moneda extranjera, se le ha sumado la deuda en moneda nacional. Y ahora bajo un gobierno utraderechista y ultraneoliberal estamos viviendo un revival de aquella situación pero potenciada. No hay forma de hacer frente a estos vencimientos con un saldo comercial que va disminuyendo a pesar de que las exportaciones crecen, con un superávit fiscal que solo se sostiene porque no se pagan los intereses y sin acceso al financiamiento internacional.
El presidente Milei define la situación como una “espiralización del pánico político” y acusa al “riesgo kuka” y al parlamento, que “estaría preparando un golpe blando”, de provoca la inestabilidad cambiaria, que el riesgo país superara los 1000 puntos básicos.
No es esto lo que causa el riesgo político que le preocupa al presidente, sino la evidencia de un plan agotado que no puede hacerse cargo de afrontar las deudas del país y cuya solución momentánea es solo aumentarlas.
La baja de retenciones y la subordinación a EEUU pueden tranquilizar los mercados momentáneamente pero no eliminan el riesgo de doble default sin que por ahora ni el gobierno ni el establishment pereciera tengan a mano un Plan B.
Argentina es hoy un país insolvente.
* Integrante del colectivo EDI (Economistas de Izquierda)
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