Sueño con serpientes
Parece que Silvio Rodríguez tenía razón, nomás. La mayoría de las personas en este ancho mundo sueña con serpientes, con serpientes de mar, con cierto mar ay! de serpientes. Al menos, eso es lo que acaba de afirmar la publicación británica mornings.com, en base a las búsquedas que la gente hace por Google a la mañana, después de ser visitada por sus fantasmas en el sueño. Lo que se llama big data: hay cientos de miles de búsquedas por mes, lo que da una idea bastante aproximada del fenómeno: de alrededor de 200 países, en 52 es ése el sueño predominante.
Dientes.
Igualmente, y acá lo fascinante, la temática de los sueños varía de país en país. En la mayoría del mundo se sueña con serpientes, como en nuestro vecino Brasil, en Rusia, en Egipto, en la India y todo el Sudeste asiático.
Sin embargo, en el llamado "mundo desarrollado", esto es, los países ricos de Occidente, como EEUU, Canadá, Australia, Gran Bretaña, Alemania y toda Escandinavia, el sueño más común es la caída de los dientes (los franceses, siempre originales, tienden a soñar con relaciones sentimentales pasadas).
El lector ya estará impaciente preguntándose qué sueñan los argentinos. Pues bien, también somos originales: soñamos con arañas. Parece que somos el único país con esa preferencia por los arácnidos. Ciertamente únicos en nuestro vecindario: los chilenos sueñan con ratas, los colombianos y venezolanos con piojos, los mexicanos, como los franceses, aprovechan el sueño para encontrarse con sus ex.
Variedad.
Así como en el mundo desarrollado sueñan que pierden la dentadura (como diría el refrán, Dios le da pan al que no tiene dientes) hay países, como el africano Botswana, donde sueñan con comer. Sueño literal si los hay, y no da para hacer humor ahí. Como los etíopes, que sueñan con zapatos, quizá porque carecen de ellos. ¿Serán zapatos de cuero de víbora?
Tampoco parece chistoso el sueño con los muertos que predomina en Niger, Mali o Pakistán. Después hay otras originalidades, como los libios, que sueñan con cortarse el pelo. Y obviedades, como en Islandia, donde sueñan con la nieve. No se los puede acusar de abusar de la inventiva.
El cronista se siente algo solitario con su sueño recurrente, el de estar completamente desnudo en situaciones sociales donde resulta inaceptable, como el colegio secundario. Es tan frecuente que ya parece el Truman Show. Dan ganas de abuchearse a uno mismo, por el bajo presupuesto de esas producciones cinematográficas.
Significado.
Por supuesto, hay un generoso menú de interpretaciones posibles para los sueños, muy demandadas a la hora de jugar a la quiniela. El interés por ese mundo es tan viejo como la humanidad, y data por lo menos de 3.000 años antes de Cristo: sólo la Biblia contiene más de setecientas referencias al mundo onírico.
El interés ha crecido exponencialmente desde la aparición del psicoanálisis, y de hecho, el propio Freud tiene entre sus obras más conocidas, una titulada "La interpretación de los sueños" en la que, con típica mezquindad teutona, no se incluye una correlación entre los sueños y los números de la lotería. Pero vale mencionarlo, porque como él creyó demostrar, los sueños tienen relación directa con los eventos vividos el día inmediatamente anterior: de ahí que no se puedan hacer interpretaciones generales tan graciosamente.
Dicho esto, según parece -al menos eso es lo que concluye una investigación reciente de la Universidad de Colorado- lo de soñar con dientes que caen puede ser una señal de falta de confianza en sí mismo o un signo de vergüenza (un poco, se sospecha, como los sueños nudistas del cronista). Lo de soñar con serpientes tendría que ver con preocupaciones y temores ocultos, y el sueño bien podría ser una señal de alerta: aunque bien puede ocurrir que la cosa sea literal, lo que se justifica en lugares tropicales donde los ofidios son cosa corriente.
Vaya usted por la feria y no faltará quien le diga que la serpiente es el demonio que tentó a Adán y Eva, o que es la serpiente emplumada de los aztecas... una interpretación no se le niega a nadie.
Pero ¿por qué esa obsesión por buscar sentido en todos lados? ¿Por qué demandar coherencia en el Sombrerero Loco de Alicia, cuando su imitador en el mundo real, el Libertario Milei, carece de ella por completo?
Cuando nos adentramos en ese mundo algo kafkiano, circular, repetitivo, donde como en la Justicia argentina, nunca nada se resuelve ni aclara, quizá convenga ir con la confianza de un niño. Y no preocuparse demasiado si uno se olvidó de vestirse, total, a la serpiente no le va a importar: ella también está desnuda.
PETRONIO
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