Miércoles 09 de julio 2025

Un duro golpe

Redacción 30/05/2024 - 00.41.hs

La terrible guerra entre judíos y palestinos comienza a mostrar aristas no del todo esperadas, especialmente por los israelíes, que contaban con un apoyo pleno por parte de Occidente. Es que los tremendos bombardeos sobre la población civil, con la consiguiente destrucción de servicios elementales, hospitales muy especialmente, ha sido más fuerte que un silencio que a menudo aparecía como cómplice. Un doloroso ejemplo de ello es la muerte de más de medio centenar de personas, resultante del bombardeo a un campamento de desplazados civiles. Para el primer ministro israelí el suceso fue apenas “un accidente trágico”.

 

Por más que en muchos medios de prensa han aparecido como noticias de segunda importancia o directamente no han aparecido, las manifestaciones contrarias a la guerra por parte de los universitarios estadounidenses, y especialmente a las acciones bélicas israelitas, no han podido ser acalladas, aun mediando una represión que avasalló cualquier atisbo de autonomía universitaria. En buena medida, parece una situación calcada de la ya lejana Guerra de Vietnam.

 

Evidentemente, tampoco algunos países occidentales con significativo peso político toleran más la ambigüedad entre las declamaciones y la realidad que evidencia una suerte de genocidio, ya admitido por propios y extraños. Al tiempo, es imposible no evocar las terribles tribulaciones del pueblo judío a manos de los nazis. Así, junto con la temprana rotura de relaciones con Israel que concretara Sudáfrica, ahora España, Suecia e Irlanda ya han anunciado su reconocimiento a la Nación palestina, en lo inmediato o a concretarlo muy pronto. El primer ministro español ha sido claro: la de los dos Estados es "la única manera de avanzar hacia una solución y un futuro de paz". Después de las próximas elecciones, se espera que otros países europeos adopten una medida similar.

 

El golpe ha sido duro para el ministro Netanyahu, especialmente por provenir de países que integran la Organización Tratado del Atlántico Norte, y en momentos en que se ve acosado por la oposición de su país, tanto por una guerra que se prolonga demasiado como por los rehenes que mantiene el grupo Hamas.

 

Frente a semejante panorama internacional, ¿cuál será la actitud de un gobierno como el argentino que, presumiendo que ha vuelto a insertar el país en el mundo, no ha vacilado en presentarse como respaldo incondicional de la alianza Estados Unidos-Israel? Recientemente, en la asamblea general de las Naciones Unidas, Argentina votó por la no admisión de Palestina como estado pleno en la organización, contrariando a una gran mayoría de naciones de todo el orbe.

 

Ese “nuevo paradigma de política exterior” que pregona el Presidente es incomprensible en cuanto al beneficio que puede reportar al país, tanto por la escasa capacidad diplomática demostrada hasta ahora como por la ubicación geográfica. A esta torpe conducta, contraria a la tradición pacifista de nuestro país, se suma la próxima llegada de un portaviones nuclear estadounidense a los efectos de “realizar maniobras conjuntas”.

 

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