Los cines de Dante
Dante y Ricardo Pracilio son sinónimos de la exhibición cinematográfica en la historia del cine santarroseño. Ellos con sus familias tuvieron las principales salas de cine de la ciudad, además de brindar trabajo a mucha gente durante años, operadores, acomodadores, carameleros... nos traían los más destacados estrenos de la época.
Walter Geringer *
Don Dante Pracilio ha cumplido recientemente 100 años, y le realicé una serie de consultas a las que muy amablemente y con muchísimo cariño me ha respondido: “...yo como ex empresario de cines durante más de cincuenta años de esta ciudad, he de relatar algo de la historia de los inicios del llamado séptimo arte en esta capital”. Y cuenta: “Nuestro padre, Nicolás Pracilio, nos contaba, que a principios del año 1900 existía una confitería en la esquina de la actual plaza San Martín, entre las calles Coronel Gil e Hipólito Yrigoyen. Allí por primera vez un señor español, muy buena persona, llamado Nazario Camarero (1), proyectaba películas de aquella época en blanco y negro. Más adelante, después de la inauguración del Teatro Español, Camarero instaló allí el cine, donde permaneció en funciones durante muchos años. Mi padre, cuando chicos, nos llevaba a ver películas. Nos gustaban las de Charles Chaplin y las de Stan Laurel y Oliver Hardy, el gordo y el flaco”.
“El 16 de marzo de 1938 la Sociedad Italiana inauguró la sala del cine Marconi con la película ‘Sangre y marfil’. Fue la primera sala cinematográfica del Territorio de La Pampa, siendo puesta en manos del empresario Nazario Camarero, y posteriormente estuvo a cargo (mío) por varios años”, comenta.
Nace el Gran Norte.
Dante Pracilio continúa su relato: “… sólo existía en Santa Rosa el cine Marconi a cargo de Nazario Camarero. Con mi hermano Ricardo Alfieri Pracilio, tuvimos la idea de hacer un nuevo cine. A tal fin compramos un antiguo edificio que fuera construido por una empresa norteamericana para instalar allí una usina eléctrica, que nunca fue, permaneciendo siempre vacío. En ese local se construyó todo lo necesario para armar y poner en marcha el cine ubicado en la calle Raúl B. Díaz, como Cine Gran Norte, el que se inauguró con gran éxito, continuando siempre con cantidad de público”.
El Cine Gran Norte inauguró el 9 de enero de 1959 con la película “Al Este del Paraíso” con James Dean. Horacio Pracilio, hijo de Ricardo, recuerda en redes sociales que a sus 13 años era acomodador. “Cuando vi ‘Cinema Paradiso’ me sentí muy identificado con la historia, tan parecida a la que viví en mi adolescencia en el Cine Gran Norte de Santa Rosa, al otro lado de la vía…”.
Cine Monumental.
Dante Pracilio comenta: “Después de dos años compramos con mi hermano Ricardo un terreno baldío en la calle Hilario Lagos 70. Allí había solamente una grande y hermosa planta de higos, lo que nos dio mucha pena sacar, para iniciar la total construcción de lo que terminado sería el gran Cine Monumental, con plateas alta y baja, y una capacidad para 800 personas, con proyectores alemanes. Toda la parte técnica siempre estuvo a cargo de un gran profesional: Julio César Espinosa. La programación se hacía en la Capital Federal y parte menor en Bahía Blanca. Al año de la inauguración (1962) disolvimos la sociedad con mi hermano Ricardo; yo con el cine Monumental y Ricardo con el cine Gran Norte. Mi hermano Ricardo luego construyó el cine América en la calle 9 de Julio. El cine Monumental fue atendido personalmente por Dante Pracilio y dirigido por su esposa Silvia Eva Braun y el doctor, profesor e ingeniero agrónomo Rodolfo Oscar Braun”.
El autocine.
“Los proyectores del cine Monumental estaban provistos con lentes de la Zeiss alemana, de gran calidad, adquiridos al representante en Argentina por Godofredo Ritter, quien me invitó a conocer su autocine de Villa Gesell; fue el que me entusiasmó para realizar uno igual en Santa Rosa. En ese tiempo yo viajé a Estados Unidos y Europa, donde tuve oportunidad de visitar varios autocines. Me encantaron los dos juntos que estaban en Frankfurt, Alemania, cuyas enormes pantallas se daban la espalda. Cuando regresé a Santa Rosa mucho me costó convencer a la familia Narcué para que me vendieran dos hectáreas en el esquinero que lindaban con el Jockey Club y Club de Golf en la ruta 5. Con el asesoramiento de Ritter y planos de Alemania se construyó el Autocine, con capacidad para 320 automóviles, ubicados en semicírculos, con una pequeña elevación a efecto que pudieran ver bien las personas sentadas en la parte trasera del auto. El auto se ubicaba al lado de cada columna, iluminadas de distintos colores, donde había un parlante metálico para el sonido, y otro para calefacción en días fríos (2), los que se introducían en el auto. Todos estos elementos especiales para Autocines fueron importados de los Estados Unidos, aptos para días de lluvia”, comenta Dante Pracilio.
El Autocine se inauguró el 1º de enero de 1971, don Dante lo describe: “Yo como piloto, en vuelo nocturno, algunas veces veía al Autocine desde el aire y parecía una pequeña ciudad iluminada. Las películas se veían en la enorme pantalla metálica de 30 metros de ancho y veinte de altura, sobre bases de hormigón armado”.
“El Autocine poseía un bar que atendía al público en sus autos. Se proyectaban películas solamente aptas para todo público, para facilitar la concurrencia de niños. Funcionó siempre a pleno de concurrencia durante dos años. Generalmente se proyectaban películas de estreno a la par de Buenos Aires, que iban desde 50 a 70% de recaudación para la compañía de películas. Existían varios impuestos nacionales sobre las entradas y también provinciales y municipales. Pero la Municipalidad de Santa Rosa en su Consejo Deliberante y su entonces intendente Ramón Turnes, sancionaron otro impuesto sobre cada entrada del 10% para los Autocines (el de Santa Rosa era casi el único que existía en el país). Hice cantidad de reclamos al intendente y a la Municipalidad para que se suprimiera, y fue una negación total. Lamentablemente hemos sido perseguidos en nuestra larga y correcta gestión por todos los intendentes, con la sola excepción de Fernando Domínguez”, comenta Dante Pracilio, y continúa: “Entonces le manifesté al intendente Turnes públicamente, que si no anulaban ese impuesto cerraba definitivamente el Autocine, porque ya era imposible poder pagar. Enterada la ciudad de este despropósito, se reunió mucha gente en varias manifestaciones frente al Municipio para que no se cerrara, pero la Intendencia persistió en su negativa, y el mejor Autocine, casi el único del país cerró definitivamente en el año 1972”.
Los motivos de los cierres del Cine Gran Norte y el Cine América fueron los mismos que relata don Dante. Ricardo en una oportunidad me comentó del agobio del impuesto local agregado a la actividad, por parte de la intendencia de entonces.
El Cine Monumental cerró en diciembre de 1998. En una nota para el diario La Arena (3) al momento del cierre, Dante Pracilio vaticinó: “El futuro del cine es reducirse a pequeñas salas en shoppings, supermercados y paseos. Esto es lo que se está haciendo en todas partes”.
Hay cientos de historias del público y de los trabajadores del Gran Cine Monumental y de las salas de cine de don Dante. Formaron parte de una época dorada del cine, pero también de censuras, cambios de hábitos, el VHS doméstico y el poco apoyo municipal que no lo interpretaba como ámbito cultural. Recuerdo las “Semana de Cine Nacional en La Pampa”, creadas desde la Dirección de Cultura Provincial por Norma Durango, que fueron un éxito desbordante de público del Monumental y del Marconi desde 1988… cuando vi “La Profecía” con Gregory Peck y no pude dormir en una semana, y el estreno del sonido Dolby con “Tornado” que volaban hasta las vacas y en el Monumental parecía que afuera se acababa el mundo.
(1) “Inmigrante español nacido en 1891 en Burgos, Nazario Camarero Aragón llegó a Santa Rosa en 1910. Durante su extensa actividad en ‘el mundo del espectáculo’ residió temporalmente en una dependencia del propio Teatro Español. Retirado, regresó a España donde falleció en 1982” - Cita de Apuntes para una Historia del Cine en el Territorio Nacional de La Pampa, de Jorge Etchenique y Cristhian Pena.
(2) Era un moderno caloventor que se colgaba del vidrio de la puerta del vehículo y permitía calefaccionarlo sin poner en marcha el auto en invierno.
(3) La Arena del 23 de diciembre de 1998. Nota a la que pertenece la foto de Dante Pracilio con el proyector de cabina.
* Programador de cine
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