Miércoles 30 de julio 2025

El policía herido dice que lo "dejaron solo"

Redacción 31/07/2013 - 05.06.hs

El cabo Ariel Gualpas se mueve despacio, respira con sumo cuidado. Hace casi tres semanas un grupo de jóvenes del Río Atuel lo apuñaló, y ahora, en una pequeña casa de la ciudad, el policía de 31 años se recupera lentamente. Luego del ataque estuvo varios días internado, perdió sangre, adelgazó cuatro kilos. De milagro -dice- está vivo. Ahora tiene dos apósitos que le tapan las heridas, una en el muslo, otra en el costal izquierdo. "Los médicos me dijeron que evoluciono bien. No me cosieron ni nada, hay que esperar que drene el líquido. Me hicieron dos transfusiones, y estoy medio débil. Encima los de la ART me tienen a las vueltas", dijo a LA ARENA.

 

Encerrado.
Gualpas no está seguro. En la casa donde se repone del ataque, las persianas están bajas y las puertas, que tienen rejas, están cerradas con llave. "No tengo miedo, pero sí impotencia, bronca. Nadie hace nada con estos pibes. Siento que me dejaron solo, como la noche en que me apuñalaron". Minutos antes de la entrevista, tres jefes de la policía llegaron hasta su casa para pedirle que no salga más en los medios. Durante los últimos días el cabo contó su historia en radios, canales y diarios, y su voz ha llegado a los más altos escalones del poder político. "Me pidieron que no hable más, parecían enojados. Los policías no pueden hablar, opinar, manifestarse. La estructura policial es así: los que hablan son los jefes. Pero yo antes de ser policía soy un ser humano".

 

Los hechos.
Gualpas mantiene sus versión inicial de los hechos. "Había un problema entre un grupo de pibes que estaban debajo de la tira 16 con otros que estaban en los departamentos de arriba. Cuando yo pasaba por abajo, me tiraron una bolsa de leña y entonces subí a ver qué pasaba. Una vez arriba uno de los chicos me insultó, me increpó, e intentó golpearme. Yo intenté reducirlo y ahí es cuando aparecieron los otros tres, que estaban en el departamento 202. Comenzaron a golpearme y uno de ellos me apuñaló". Y agregó: "En el momento no sentí la puñalada. Cuando me quise incorporar vi el charco de sangre y me asusté. En el medio de la golpiza, mientras uno de los pibes pedía que me mataran, apreté el botón del pánico del handy".
El cabo dijo a LA ARENA que minutos antes del episodio ya había subido al departamento 202 para pedirle a los chicos "que bajaran la música". También dijo que la versión de los agresores sobre el robo de un celular a un familiar suyo, es una gran mentira. "Yo sabía que alguno de los pibes le había robado el teléfono a este primo lejano mío, que es de Carhué y que no veo a menudo. Pero yo no fui por eso hasta arriba...".

 

Enviado.
Gualpas no eligió el Río Atuel, le tocó. Hace poco más de un año que la Seccional Primera lo designó al puesto policial del barrio. En ese tiempo el cabo conoció el territorio como la palma de su mano. "Yo sé cómo se mueve la gente acá. Quién roba, quién hace lío. Hace ocho años que estoy en la fuerza y camino la calle. Pero en el Atuel los vecinos no quieren a la policía. Los únicos que se preocupan son los del consorcio y dos o tres familias".

 

Respuestas.
Gualpas no sabe qué es lo que hay que hacer con los jóvenes en el Río Atuel. "Es un problema social, no policial. A estos pibes los llevamos más de una vez a la séptima por distintas cosas. Por más que pongan 20 policías en el barrio los problemas no se van a acabar. Esto es una cuestión que tiene que resolver el Estado". Y agregó: "Nosotros también queremos tener Derechos Humanos".

 

Vocación.
Gualpas es separado, tiene una nena de 9 años y es hijo y hermano de policías. Su trabajo parece combinar tradición familiar con vocación de servicio. En todos los años que lleva en la fuerza -dice- nunca tuvo problemas. "Ni siquiera tuve que desenfundar el arma reglamentaria". Sus superiores también hablan bien de él. "En noviembre del año pasado, Gualpas compró un auto que vio publicado en los clasificados del diario. Le había costado 50.000 pesos, pero días después saltó que la documentación era apócrifa. El mismo vino hasta la Brigada, entregó el coche y demostró que lo había comprado de buena fe", dijo una fuente policial.

 

Funcionarios y candidatos, de visita
A pocos días de las elecciones Primarias Abiertas Simultaneas y Obligatorias (PASO), el caso del policía apuñalado y el doble crimen del matrimonio Epifanio se convirtieron en caballos de batalla para los estrategas electorales. Todos los candidatos y funcionarios están atentos y se mueven alrededor de víctimas y victimarios prometiendo apoyos y soluciones.
Mientras el cabo permaneció internado en el Hospital Lucio Molas el ministro de Gobierno, Justicia y Seguridad, César Rodríguez, se acercó para ofrecerle su ayuda. También durante los últimos días los candidatos de distintos partidos golpearon la puerta del cabo herido. "Todos quieren ayudarme, pero cuando yo quiero hablar, contar lo que me pasó y lo que me pasa ahora, pienso que nadie quiere hacerse cargo. Temo que me dejen sin trabajo. Pienso que estoy solo...".

 

"Estamos a su disposición"
El subjefe de la Unidad Regional, Julio Acosta, a cargo del organismo, señaló que ayer fue a visitar al cabo Ariel Gualpas y que éste, después de "descargarse porque está mal, nos agradeció. Yo le dejé mi celular y volví a decirle, como lo había hecho en un primer momento en el hospital, que estamos a su disposición y que nos requiera lo que necesite".
Acosta indicó que concurrió a verlo después de enterarse de declaraciones periodísticas de Gualpas aseverando que estaba desprotegido y abandonado. "Nunca lo dejamos solo. El está mal porque sale a la calle, por sugerencia de la psicóloga de la ART, y ve a los menores que casi lo matan, que están en el barrio (Atuel) riéndose de él. Eso le da bronca. También contó que sus compañeros, durante ocho días, fueron a verlo, pero ya no van. La verdad es que se descargó, pero al menos a mí me agradeció".
- Usted dice que están a su disposición. ¿Les pidió algo en algún momento?
- No.

 


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