Aún queda lugar para los sueños
La realidad impone tiempos duros, difíciles, que llevan al individualismo y al sálvese quien pueda. Pero hay personas que desde donde les toque luchan con sus convicciones porque todo eso se modifique.
MARIO VEGA
Son tiempos difíciles… Y por más que se reiteran en nuestro querido país, y se refleja en nuestra cotidianeidad, queda aún lugar para la esperanza. Aunque el camino hacia una vida mejor a veces se vea entorpecida por el abatimiento, y provoca una lucha que a veces nos parece desigual.
Decía Eduardo Galeano que “el desaliento es un derecho humano, y de algún modo es también la prueba de que somos humanos, porque no lo sufriríamos si no tuviéramos aliento”. Y sí, tal vez tenga razón, pero no obstante –para seguir creyendo que todo puede ser mejor--, tenemos que convencernos que sólo “será una fase pasajera, y necesaria, en nuestra vida militante”.
En este camino hay, afortunadamente, mucha gente (no tanta como sería bueno que hubiera) que sigue apostando a un futuro mejor. Personas a las que les gusta ir detrás de sus sueños y tratar de ser felices… que de eso se trata.
¿Utopías? Tal vez sea así, pero quizás valga la pena intentarlo. Hay quienes se dedicaron siempre a perseguir sus ilusiones, y hacen de ese camino y ese intento un verdadero modo de vida.
“Me gusta la vida”.
No quiero aquí decir que todas las personas que no simpatizan con la izquierda –o que directamente se revelan como ubicados en otra vereda-- no tengan sus propios sueños. Aunque no coincidan ni por asomo con mi forma de pensar.
Se suele vincular ese modo de intrepretar la vida de un o una militante de izquierda a un cierto romanticismo, aunque no faltará quien lo pueda juzgar como una posición cargada de cierta ingenuidad, por tratar de ir --precisamente-- detrás de una quimera.
Y que lo explique ella. ¡Qué mejor! “Soy de izquierda porque me gusta la vida, disfrutarla, despertarme y escuchar el canto de los pájaros, ver la gente trabajando, las personas felices…”.
Vivir con pasión.
Nacida en Santa Rosa Claudia es de esas personas que viven con la pasión a flor de piel. Afrontando las dificultades que todo el tiempo la existencia nos propone para ir tozudamente en procura de los sueños… esos que no pasan por amasar grandes fortunas para sentirse ricos y poderosos con los oropeles de un presunto y efímero éxito… Sino por disfrutar otros pequeños placeres… de la familia, de la placentera liturgia de una charla con amigos y una taza de café humeante… el agrado de sentir la tibieza del sol, y la brisa que nos acaricia el rostro. O disfrutar de una linda canción o una poesía… Al cabo esas cuestiones menores que nos acarician el alma, aunque a otros les pueda parecer bien poco.
Una familia particular.
Inquieta y polifacética podría decirse que Claudia tiene a quien salir. Porque Clara Inés (Clarita para todos), su mamá, fue una inquieta mujer que se comprometía con las cosas más diversas… su trabajo en el Hogar de Menores “Enriqueta Smith”, la política, y también hacer radio con el querido Enrique Rafael Rossi Ávalos. ¿Y su padre? Omar Felipe Lupardo trabajó en el Correo, y se lo recuerda como de los más grandes goleadores de nuestro fútbol lugareño, vistiendo distintas casacas (Deportivo Penales, Campos de Acha y la Selección de la Liga Cultural entre otros).
Tiene dos hermanos como ella dedicados al arte: Sergio Omar (Lopardo se identifica como actor, quien además escribe y acaba de ser galardonado en España), y Patricia Ceres (artista plástica y escultora).
El arte siempre presente.
La familia vivió siempre en la calle Escalante, y los Lupardo fueron a la Escuela Normal, que les quedaba a apenas unos metros de su casa.
Cuando Claudia habla de sus padres recuerda que Clarita se hizo cargo del taller familiar, y se dedicaba a arreglar radiadores (!¡¡¡). “Sí, ella los limpiaba y los arreglaba”, revela. Pero además cantaba, en el coro de la Iglesia Catedral junto con su esposo; y también en el Centro de Jubilados. “Ahí, en sus últimos años de vida, bailaban folklore… así que fueron ellos quienes promovieron en nosotros el amor al arte, a la música, al teatro, a la pintura, a la escritura…”, se emociona un poco al contar.
Su formación.
En el Instituto Provincial de Bellas Artes fue a la Escuelita de Música desde los 11 años. “Me recibí de Profesora de Teoría y Solfeo, también de Piano y soy Maestra en Educación Musical en el Magisterio. Dí clases en distintas escuelas primarias y secundarias, y siempre me gustó tocar el piano, cantar, participar en actos escolares y en el coro...”.
En sus últimos años de actividad docente ejerció en cargos directivos en la Escuela Normal y fue directora, y en el Crear fue Coordinadora de Carrera del Profesorado de Música. “Tengo muy buenos recuerdos de mis estudiantes como de los docentes. Los recuerdo con mucho cariño… me acuerdo que en el ‘88 me inicié como maestra de música en primaria de la Escuela Normal... al terminar mi primera clase fui a la Sala de Maestras y me encontré con una que tuve años antes, pero cuando la saludé y le conté a otras, con mucho orgullo, que había sido mi maestra, ella me hacía señas desesperadas como negando… Por coquetería no quería decir para no revelar su edad… Me pasó algo parecido pero al revés, cuando una piba me recordó que me tuvo como docente… y me encantó trabajar con ella. Son esas cosas que me emocionan…”, completó.
Claudia y la política.
Su inicio en la política fue en 2011. “Empezamos con un grupo la militancia en el PTS (Partido de los Trabajadores Socialistas), y desde allí conformamos, con otras organizaciones el Frente de Izquierda acá en La Pampa. Y nos fue bien, porque en 2021 llegamos a ser tercera fuerza en la elección de cargos nacionales de senadores y diputados”.
Claudia sostuvo que “el crecimiento de la izquierda trotskista ha sido importante en La Pampa, teniendo como referencia a figuras nacionales como Myriam Bregman, Nicolás del Caño, Alejandro Vilca, Andrea D’Atri, Christian Castillo o Raúl Godoy. Fui candidata en varias oportunidades y, mientras tengamos la legalidad en la provincia, continuaremos profundizando este desafío de militar en un partido que conforma un frente a nivel nacional que tiene cinco diputados, en este momento. La idea es que la izquierda crezca en La Pampa y en el país”.
Tensiones políticas.
Hace poco el PTS realizó una Conferencia Nacional donde se analizó la situación política del momento. “El escenario político actual está atravesado por las tensiones que se advierten en el Gobierno nacional. También por la fuerte crisis del peronismo, alineado a la reaccionaria Iglesia Católica, que empuja al escepticismo a quienes lo apoyaron. Nosotros, con el PTS apostamos a ser un engranaje que aporte moral y combatividad a cada una de las batallas en curso, defendiendo un programa para que la crisis no la paguen los trabajadores sino los empresarios que ganan fortunas. Por eso vamos por construir una izquierda de la clase trabajadora y socialista. Queremos organizar nuevas camadas de militantes revolucionarios”, sostuvo.
Claudia y la música.
La música, los instrumentos, cantar, son parte importante de su transcurrir. “A la par de las presentaciones anuales del Bellas Artes, me fue gustando tocar la guitarra… Aprendí los tonos con el librito de Pintos, de folklore, y con unas revistas que había en aquella época, las ‘Toco y Canto’, o las ‘Cantarock’, y cada vez me atrajo más hacer música con la guitarra, que era más fácil de llevar a todos lados”.
Tiene bien presente cuando, aún adolescente, cantó por primera vez en público. “Fue con una gran amiga, María del Carmen Agüera, con quien conformamos el Dúo Cristal, y esa vez hicimos unos temas de Vox Dei y de Pastoral en un recital de Pri.Dis. (Primavera Distinta) que se hacía todos los años en la semana del estudiante. Esa vez, en 1983, fue en el playón de la ENET (Ahora EPET)”, rememora.
Un largo recorrido.
Claudia Lupardo, ya decididamente volcada a hacer música, fue incursionando en otros ritmos. “Me convocaron, en 1988, de la Agrupación Pampeana Confluencia para hacer folklore de La Pampa, y ahí estuvimos con Cacho y Carlos Evangelista y Carlos Urquiza… Después Cacho me invitó a cantar e hicimos el Dúo Epuyén, con el que grabamos en 1992 ‘Comarca de Guitarras’. En esa época era asistente de dirección de distintos coros, que es otra actividad que me gusta mucho; y estuve en dúos y tríos, con María Antonia Poggi y Carlos Urquiza en el trío Epu Cuyén; con María Antonia Poggi y Guillermina Gavazza en ‘Ad libitum’. Además estuve en coros, el del Colegio Médico de La Pampa, dirigido por Roberto Sessa y con la preparación vocal de Gladys Martino, grupo con el que viajamos a Colonia, Uruguay, en el 2000. Con Roberto Sessa estuve en Consonancias, con coreutas e instrumentistas, haciendo música del Renacimiento”.
Claudia, solista.
Actualmente hace presentaciones musicales como solista con sus propias obras.”Hace poco presenté el espectáculo ‘Canciones que llevan y traen’; y me sumo a peñas con música folklórica; canto en ‘Alquimia’, un grupo con Silvina Larroque, Micaela Fontanillo, Lía Hernández y Rocío Losada, con quienes participamos en el pre Cosquín, en enero de este año, con muy buenas críticas; y ganamos en Baradero en febrero del 2023 como Conjunto de Folklore de proyección. También estoy en el Coral Walwalüm, con dirección y arreglos corales de María Antonia Poggi y Lía Hernández, integrado por estudiantes, graduados y docentes del Crear”.
Cuando el arte ataca.
La política y la música están, para Claudia, íntimamente ligadas. “Es que es así… Hacer política por medio de la música ha sido una constante para mi, y por eso he llevado mi música a recitales por reclamos salariales o laborales, o en pos de la defensa de derechos conquistados”.
Cuando el entonces presidente Carlos Menem indultó a miembros del Proceso y otros condenados por delitos de lesa humanidad, las voces condenando esos decretos se alzaron indignadas. Y entre esas estuvo la de Claudia: “Fue el 30 de diciembre de 1990 que canté en la glorieta de la Plaza San Martín repudiando; y también cuando hicimos la movida contra la nefasta Ley Federal de Educación, en la rotonda de Casa de Gobierno”.
Y no hace tanto, el último 8 de marzo, en el Día Internacional de la Mujer, cantó en el hall de la Universidad dos canciones de su autoría que hablan sobre la emancipación de la mujer.
Es que está claro que en tiempos de crisis, como ahora --como tantas veces antes--, el arte puede tener un impacto profundo y actuar como una fuerza poderosa que nos desafía y confronta. Porque como dijo Spinetta “quién resistirá cuando el arte ataque”. Y en eso, y muchas otras cosas está Claudia Lupardo.
Lo que viene.
Claudia es una persona inquieta y a la par de su militancia política sigue produciendo. “Luego de mi CD ‘Creer en mí’, que tiene nueve canciones propias editadas por ‘Tierra Adentro’, y que reproduje en el 2021; la idea es seguir elaborando otro con nuevas canciones… Es un proceso un poco intenso porque hay que revisarlas, hacer las partituras, inscribirlas en la Dirección Nacional de Derecho de Autor y en SADAIC, e ir juntando pesito a pesito para grabarlas, y difundirlas. Federico Camiletti, ya me dijo que las iba a volver a producir musicalmente y eso me entusiasma”, disfruta ante la sola posibilidad de poder concretarlo.
De su anterior CD ya hizo dos videos clips: uno con su canción “Derecho a decidir”; y otro de reciente aparición “Ahora es cuando”.
Más mujeres en los escenarios.
Cabe decir que es socia del Instituto Nacional de la Música, y con sus fomentos pudo ir costeando algunos emprendimientos como las copias de reproducción de su primer CD, o su primer video clip. “Además, soy parte de la Comisión Directiva de M.A.P.U. (Músicas Autoconvocadas Pampeanas Unidas) en la que participo hace algunos meses, y con quienes venimos impulsando que se cumpla la legislación vigente de la paridad de mujeres y diversidad en los escenarios, al mismo tiempo que proyectamos cursos, charlas y ciclos musicales. Con ‘Alquimia’ proyectamos seguir haciendo música juntas, y quiero continuar como cantante solista en peñas, o en distintos escenarios”.
Las convicciones.
De la mano de la política, con la música como soporte, Claudia Lupardo sigue con la defensa de sus improstituíbles convicciones. Convencida que “el capitalismo arruina al mundo y lo transforma en cada vez más mísero, más ruin, más pobre… Por eso siento que ser de izquierda hoy es ir contra todo ese sistema de opresión, de explotación, que envuelve los sentidos más lindos como el amor, la felicidad, el respeto y los mejores valores… Así que por eso soy de izquierda y quiero un mundo socialista donde todos seamos respetados y tengamos tiempos de trabajo y también de ocio… Que podamos disfrutar de leer un libro, de pasear en bicicleta con nuestros hijos, de ser felices…”.
Y quizás tenga razón… Porque cabe preguntarse: ¿Es posible ser felices en tiempos donde importan más las ambiciones que los sueños?
Claudia, la estudiante de Abogacía.
“¿En qué momento de mi vida estoy? Diría que como reflexiva digamos… Además, y esto no lo conté, estoy estudiando Abogacía. Empecé este año y me va bastante bien porque ya pude rendir cinco materias”, contó Claudia en un momento de la charla.
¿Por qué decidió emprender una nueva carrera? Y contesta: “Pasa
que con esto de la militancia sobre los derechos de las mujeres hay muchas cosas que a mí me quedan sin decir... si supiera algunas cosas podría asesorar, pelear con otros elementos. Así que va por ahí la cosa… por los derechos de las mujeres; los temas de las niñeces…. Había empezado por hacer una diplomatura en derechos de la niñez y cuando me jubilé dije quiero empezar a estudiar, a ver qué pasa”, completa.
Necesidad de movilizarse.
Lupardo se mostró preocupada por el avance de la derecha. “Es un problema enorme, porque no es solamente en Argentina o en América Latina, sino que está sucediendo en el mundo; y por eso entiendo que a nivel político hay que organizarse como trabajadores y trabajadoras, porque se ha perdido la esencia de muchas cosas”.
Expresó que “no queda otra que seguir peleando en las calles como siempre hacemos los de izquierda, porque es la única fortaleza que tenemos. No podemos quedarnos sino que hay que salir a impulsar la movilización, porque eso es lo que nos diferencia de muchos sectores”.
Tomó como un aliciente que semanas atrás –cuando el Gobierno de Milei avanzó sobre las Universidades-- “hubo una marcha de cuadras y cuadras de gente porque se tocó la educación pública. La educación pública universitaria en Argentina es de excelencia, porque cualquier familia humilde puede hacer estudiar a sus hijos, y eso en otros países de América Latina, no lo tenés”.
Lamentó que, no obstante, todavía “hay muchas cosas sin resolver, como por ejemplo el presupuesto que no se está discutiendo. Y entonces habrá que salir a movilizarnos otra vez… me parece que con esto de las tarifas de luz y gas la gente va a empezar a reaccionar, porque son imposibles”, razonó.
Artículos relacionados