"Un golpe político, territorial y cultural"
La viceintendenta de Santa Rosa, Romina Montes de Oca, expresó su preocupación ante la disolución de Vialidad Nacional por parte de la gestión de Javier Milei. “Es una medida que va más allá de un simple ajuste económico. Se trata de un golpe político, territorial y cultural", advirtió.
La presidenta del Concejo Deliberante planteó que "el cierre de Vialidad Nacional no es una medida técnica. Es un golpe político, territorial y cultural. Un paso más hacia un modelo de país diseñado para pocos, donde la patria no se recorre, se extrae; no se habita, se vende".
Montes de Oca destacó la “importancia de Vialidad Nacional en el mantenimiento de más de 40.000 kilómetros de rutas a lo largo y ancho del territorio argentino” y remarcó que su rol trasciende la mera infraestructura vial. "Lo que garantizaba era conectividad real, integración territorial, presencia del Estado. Su cierre no es un ajuste: es una amputación geográfica. Porque sin rutas, no hay país. Solo quedan islas de rentabilidad privada flotando sobre una tierra desconectada", sostuvo.
La viceintendenta se preguntó quién asumirá el mantenimiento de las rutas si Vialidad Nacional cesa sus operaciones. En esa línea, planteó un escenario donde solo se conservarían aquellos caminos que generen ganancia, como los que conectan zonas de extracción con puertos, dejando al resto del país en el abandono. "Esto es despoblamiento planificado. Migración inducida. Territorios liberados para el saqueo", manifestó.
Amigos.
Montes de Oca hizo referencia a rumores sobre la posible privatización del control de las rutas, "ya danza el nombre de algún amigo de Milei, que además de tener minas de uranio en Río Negro, gas y petróleo en Neuquén, campos y aeropuertos. Sumaría el control de nuestras rutas. Eso sería una red logística privatizada al servicio de la extracción".
Consideró que esta medida forma parte de una estrategia más amplia para "vaciar el país para hacerlo rentable", donde el Estado es percibido como un obstáculo. "El Estado les molesta porque es lo único que, a veces, pone un freno. Por eso lo cierran, lo persiguen, lo desmantelan", argumentó.
Finalmente, advirtió sobre las posibles repercusiones de este modelo, que a su juicio, llevaría a "una Buenos Aires inflada, y un interior cada vez más vacío y explotado. La postal perfecta para un país que ya no se piensa como Nación, sino como un mercado. Nos quieren solos y solas, sin rutas, sin futuro, sin voz. Pero todavía estamos a tiempo de hacer ruido. Porque no están cerrando solo oficinas: están cercenando nuestra soberanía. Y eso no se negocia. Se defiende".
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