La desmesura es vicio que desmerece al autor
Señor Director:
Leía lo que los pensadores han dicho acerca de la desmesura cuando estalló un caso "desmesurado" en nuestro país.
Un diario metropolitano tituló 1933 un comentario principal, en el que establecía una relación entre la caída de la República de Weimar (Alemania) y el ascenso al poder del nacional socialismo (partido nazi), liderado por Adolfo Hitler. Entendía que se dan las condiciones para que en nuestro país se repita el hecho si el actual gobierno permanece en el poder. Al parecer, asustado por su propio dicho, el columnista cree salvar su autoestima al repetir que la comparación vale guardadas las distancias. Esta salvedad puede entenderse como que aquí sucedería lo mismo sólo que en diferente escala.
Supongo conocido el frustrado ensayo de democratización que fue la República de Weimar, luego de la Primera Guerra, y la aplicación que hizo el nazismo del Programa de Eutanasia (a partir del supuesto de que la raza alemana es pura y mejor). No se discute que fue uno de los peores crímenes colectivos de que haya memoria. Abundan los crímenes colectivos, realizados a partir de una idea de superioridad y no parece posible una comparación precisa. Hablamos de lo atroz. Y sabemos muy bien que el programa de aniquilación elaborado y aplicado por el Estado alemán bajo el nazismo, dejó un saldo cuantioso de víctimas. Había nueve millones de judíos en Europa. En campos de concentración murieron seis millones de ellos. En algunos casos se utilizó el cabello, las grasas, la piel y los huesos de esas víctimas para fabricar productos industriales. Los judíos no fueron los únicos concentrados y exterminados: también desaparecieron 200 mil romaníes (gitanos) y no menos de otras doscientas mil personas discapacitadas (física o mentalmente); entre estas víctimas hubo no pocos alemanes y polacos no judíos. Millones de polacos y rusos, civiles, fueron deportados, algunos de ellos hacia campos de trabajo para la producción de guerra alemana. Se estima en no menos de tres millones los prisioneros de guerra rusos que fueron ultimados o murieron por hambre en los campos de concentración...
La desmesura del editorialista que motiva este comentario genera una distancia tal a lo racional que se hace imposible salvarla. Como sucede con toda desmesura, estas formas de manifestarse dicen mucho acerca de su autor y de quienes lo prohíjan. De alguna manera, aunque en medida incomparable en la cantidad, aquí, en la Argentina, también hemos tenido un programa de eutanasia, pues entre 1976 y 1982 fueron eliminados millares de hombres y mujeres (unos 30 mil, según la estimación dominante) porque se entendió que eran irrecuperables. En cambio, los hijos por nacer fueron esperados y preservados, porque podían ser "derechos y humanos" si los criaban familias "respetables" y se les daba nueva identidad.
La DAIA ha repudiado el editorial. Entiende que la Shoah es incomparable con cualquier especulación que pueda hacerse acerca de lo que puede suceder en nuestro país. Incluso dice que no hay hechos del actual gobierno que hagan sensato considerar tal posibilidad. Es una expresión correcta la de la DAIA, considerando su propia circunstancia. Los trabajadores del diario que incurrió en semejante desmesura han sentido la necesidad de desautorizar la idea que se quiere instalar con tales comentarios.
Diré todavía que el tema de la desmesura me había llevado a actualizar conocimiento acerca de otros sucesos. Entre ellos las cruzadas, episodios medievales singularmente atroces. La Cruzada de los Niños pertenece a otra magnitud de atrocidad. La predicó un monje cristiano y la aprovecharon los traficantes de niños, que consiguieron llevar una cantidad de los reclutados al norte de África, donde fueron vendidos. Otro grupo quedó varado en un puerto italiano, Génova. Al parecer, muchos murieron en la travesía del Mediterráneo.
Atentamente:
JOTAVE
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