Cataluña somete a prueba la fortaleza constitucional
Algunos ven el conflicto catalán como una oportunidad a favor del Partido Popular. El nombre de este partido es engañoso, puesto que se trata del conservadorismo en lo que ha sido su expresión política más fuerte desde la caída de la república y el final de la dictadura franquista, que tuvo su cierre con la vigente constitución de l978.
Con el triunfo de Franco se entró en una dictadura muy cruel, que incluyó el retorno de la monarquía, el restablecimiento de marquesados, baronías y otros beneficios para consolidar la existencia de una corte y una alta burguesía. La constitución el 78 cerró con una transacción entre las fuerzas políticas de izquierda y centro con la estructura franquista. Se volvió al sistema de partidos, el gobierno quedó a resolución de la civilidad, pero se transó con la monarquía, aunque reducida a un papel simbólico. Lo simbolizado es una nación no dividida por preferencias políticas, sino por suertes de provincias o regiones con una definida tradición cultural.
Fue ése un momento en el que España pudo creer que entraba en un terreno de integración final. Fue aceptada una nueva bandera y se dio primacía a la lengua española, sin proscribir las de cada cultura. Fue el triunfo de la negociación y del acuerdo, a partir de lo cual hubo desarrollo industrial y mercantil y España dio vigor a su presencia en el mundo y en la Unión Europea.
La constitución de l978, en su artículo 155, prevé un sistema para frenar cualquier voluntad de independencia que pueda surgir en las regiones culturalmente diferentes. Es cierto que apareció la ETA, brazo armado de los partidarios de la independencia del país vasco y proclive a una unión con los vascos que quedaron en el territorio francés. Hubo momentos de gravedad en la situación, pero finalmente se coordinó la acción con el gobierno de Francia y bastó la operación policial para reducir el riesgo hasta provocar la disolución (completada este año) de ETA.
Economía.
La solución constitucional española fue un hecho eminentemente político. La rebelión vasca fue un acontecimiento de rango cultural. El independentismo catalán tiene los habituales y declarados objetivos culturales, pero lo determinante es de naturaleza económica. Los catalanes comenzaron a quejarse por la magnitud de los aportes de su economía industrial en favor de las regiones del sur de España.
En ese momento no se negoció con oportunidad. Fue proscripto el partido conservador catalán y éste optó por cambiar algunas de sus banderas. Transformó la demanda económica en expresiones políticas.
Los grandes partidos, el Popular y el Socialismo, se alternaron en el gobierno de España, pero permitieron la apertura de los canales siempre operativos de la corrupción, sobre todo en el PP. A su vez el socialismo fue derivando hacia la derecha, incluso llevado por la deriva de una parte considerable de la fuerza obrera. La familia real quedó comprometida en hechos de corrupción que dieron lugar a la aparición del movimiento Indignados, también presente en otras naciones europeas. De la indignación se pasó al partido Podemos, que hizo suyas las banderas declinadas por el socialismo y en breve tiempo se ha podido constituir en la tercera fuerza política y puedo gobernar, con aliados, en Madrid y Barcelona, los mayores municipios.
El gobierno conservador, con apoyo socialista y el visto bueno de la conducción de la Unión Europea, se muestra dispuesto a usar el artículo 155 de la constitución, que permite lo que en Argentina llamamos intervención federal. El punto es la capacidad de resistencia catalana, pues los independentistas, que eran minoría, han estado ganando adeptos y pueden provocar situaciones de fuerza. Rajoy parece dispuesto a afrontar las consecuencias de la intervención, consciente de que un éxito hará que el recuerdo de la corrupción pase al olvido y fortalezca a su partido.
Bruselas.
Con un ojo puesto en la situación española los presidentes de las 27 naciones de la Unión Europea (se fue el Reino Unido) deliberan en Bruselas, con una agenda cargada: acuerdo nuclear con Irán, inmigración, ciberseguridad y defensa interregional.
Apoyarán a Madrid, salvo que la situación en Cataluña se descontrole. Refirmarán su conformidad con el desempeño del acuerdo nuclear con Irán, a diferencia de USA; pondrán firmeza en su posición sobre el Brexit (salida del Reino Unido), buscarán reducir el efecto de la llegada de inmigrantes (ya han disminuido los arribos al suelo europeo) y avanzarán hacia un sistema de seguridad digital y planes de defensa regional.
Jotavé
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