Domingo 21 de abril 2024

La ley que cumple un año

Redacción 21/12/2021 - 00.26.hs

Un día como hoy de 2020 aún no sabíamos que la gigantesca deuda democrática del Estado argentino para las mujeres y cuerpos gestantes, por fin se saldaría.

 

*Victoria Santesteban

 

Todavía se sentía la desilusión de 2018, cuando la proximidad inédita de conquistar esa libertad sobre el propio cuerpo se había quedado en amague legislativo. En vísperas de cumplirse un año de la sanción de la ley de acceso al aborto, reflexiones sobre aquel 30 de diciembre de 2020 y el año de ejercicio -no siempre pleno - del derecho a decidir.

 

2018 y 2020.

 

En 2018 el aborto tomaba estado público sin precedentes en Argentina y la militancia en marea habilitó las voces que desde la entonces clandestinidad comenzaron a contar historias en primera persona y confirmaban la denuncia de Favaloro: las mujeres de clase media y alta abortan sin demasiados problemas mientras las pobres mueren o van presas.

 

En 2018 con un Congreso que aún no estaba a la altura de las olas verdes y a pesar de la amargura de tener que seguir esperando por esa promulgación tan postergada, se vaticinaba que el aborto sería ley, en un futuro no tan lejano. El 9 de diciembre de 2020, la Cámara de Diputados dividida en verde y celeste en una sesión histórica de más de veinte horas y mundialmente mediatizada, poroteó 131 a 117, imponiéndose el derecho a decidir de las mujeres y cuerpos gestantes.

 

Esa sesión recuperó los años de lucha incansable y sobre todo resumió los últimos dos, en lo que la marea de glitter encandiló al mundo. Como es habitual cuando se trata de conquistas de derechos de los y las históricamente relegadas -voto femenino, divorcio vincular, matrimonio igualitario- hubo representantes del pueblo que banalizaron el debate tildándolo de jugada política, para reducir a oportunismo lo que en verdad fue hito histórico de reconocimiento de derechos sobre el propio cuerpo.

 

Pero a pesar de esas campañas de desprestigio que conjugaron creencias religiosas con evidentes tintes clasistas, biologisistas e inquisitoriales el proyecto no volvió al cajón: el 29 de diciembre se trataría en el Senado.

 

30/12/2020. El 29 de diciembre de 2020 las calles contuvieron la marea verde expectante por coronar la lucha empezada por abuelas y madres que parecía por fin tener forma de ley. La vigilia histórica de barbijos y pañuelos tuvo lugar en plazas y casas feministas, a lo largo y ancho de un país que contaba números verdes y celestes. Con 38 votos afirmativos en la pantalla que confirmaba el triunfo feminista, pasadas las 4 de la mañana del 30 de diciembre, Cristina Fernández anunciaba que el aborto era ley y en consecuencia cumplía con su envío al Ejecutivo. Los últimos días del pandémico 2020 se despedían así con la conquista histórica que nos posicionó como el primer país latinoamericano -luego de Uruguay- en legalizar la decisión de los cuerpos gestantes.

 

El 30 de diciembre amanecimos en una Argentina más justa, más libre, más empoderada, más sorora y compañera, más empática, más coherente, más igualitaria, más feminista. El cansancio del cuerpo y del alma propio de la militancia sentida se alivió con los abrazos reales y virtuales que supimos conseguir, que celebrando la libertad nos dimos en cada rincón del planeta, en un mapa en el que ahora compartimos color con Europa, América del Norte y Oceanía. No era para aguar la fiesta, pero en pleno festejo verde sabíamos que la lucha continuaba, ahora por la plena vigencia de la ley 27.610 de acceso a la interrupción voluntaria del embarazo.

 

2021. A pesar de la sanción de la ley 27.610, este año un juez sanjuanino entendió que la falta de consentimiento del marido inhabilitaba la práctica del aborto mientras en Tartagal otro juez mandaba a detener a la única médica objetora de conciencia de un hospital público. Los palos en la rueda que se vaticinaban desde un principio tomaron forma de 36 causas judiciales que buscan declarar -sin mucho éxito, por suerte- la inconstitucionalidad de la ley. En cuanto a los primeros datos sobre el acceso a la interrupción voluntaria del embarazo, el monitoreo de Cedes (Centro de Estudios de Estado y Sociedad) evidenció en un informe reciente que se observan fuertes desigualdades entre distintas provincias en materia de acceso al aborto legal. En este sentido, La Pampa es de las provincias pioneras en la materia, con un protocolo institucionalizado desde 2019 en función de lo dictado por el Código Penal y la Corte en FAL. En cuanto a los datos estadísticos de acceso a interrupción voluntaria del embarazo, conforme el registro provincial, durante 2021 se realizaron 402 abortos mientras el número ascendía a 695 en 2020.

 

Militancia. La penalización del aborto que arrojó a la clandestinidad a mujeres y cuerpos gestantes por decidir sobre el propio cuerpo, impuso obligatoria la maternidad y criminalizó cualquier atisbo de autonomía. La sanción de la ley que cumple un año significó desmantelar de una vez por todas aquella hoguera contra la libertad y la autodeterminación de mujeres y cuerpos con capacidad de gestar que en clave heteronormativa equiparó sexualidad con reproducción. A un año de ley, las sospechas sobre la obstaculización a su plena vigencia se confirman: la estructura opresora resiste a caer del todo. El desafío actual de la defensa de cada artículo de la 27.610 confirma que la lucha militante continúa, imprescindible, para que la maternidad sea deseada, o no sea.

 

*Abogada, Magíster en Derechos Humanos y Libertades Civiles

 

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