Viernes 06 de junio 2025

Gliptodontes de por acá

Redacción 12/06/2017 - 12.15.hs

En nuestra ciudad habitaron hace más de 10.000 años cuatro tipos diferentes de gliptodontes. Aunque la mayoría era del tamaño de un Fiat 600, hubo especies de talla mucho menor.
Los gliptodontes fueron uno de los grupos más particulares y llamativos de la fauna del Cenozoico en Sudamérica. Estos mamíferos acorazados de la cabeza a la cola aparecieron hace 45 millones de años, en el Eoceno tardío, tuvieron su pico de diversidad en el Mioceno superior, y se extinguieron ya entrado el Holoceno, hace solo 8.000 años. Hubo especies enormes, del tamaño de un Fiat 600 o un Gordini, y otras más pequeñas; algunas desarrollaron particulares adaptaciones a los cambiantes climas del Pleistoceno, otras tenían enormes clavas en la punta de sus colas que usaban para defenderse. En Santa Rosa se han encontrado restos de cuatro géneros.

 

Cuatro géneros.

 

El grupo de los gliptodontes incluye una alta representatividad de tipos diferentes, todos extinguidos, y al igual que los otros 2 grupos emparentados, los dasipódidos (que incluye a los actuales peludos y piches), y los pampatéridos (también extintos), tuvo como carácter distintivo la presencia de una coraza que cubría prácticamente todo el cuerpo del animal. Solo las patas y el rostro quedaban expuestos. El resto del cuerpo estaba protegido por una armadura de placas óseas, llamadas ‘osteodermos’, compuesta por un escudo cefálico (que cubría la cabeza), el caparazón dorsal (cubría todo el cuerpo) y la coraza caudal (que incluía todas las vértebras de la cola).

 

En los gliptodontes, el caparazón dorsal estaba formado por una sola pieza, al igual que en los pampatéridos. En los dasipódidos en cambio, la coraza está articulada en bandas móviles que les permiten enrollarse sobre sí mismos en caso de peligro, como hacen las mulitas y peludos.

 

En La Pampa, los gliptodontes aparecen con habitualidad en los sedimentos de la Formación Cerro Azul, del Mioceno tardío, en torno a unos 8 millones de años antes del presente, y en los sedimentos de edad “Lujanense”, es decir el lapso Pleistoceno tardío – Holoceno temprano, entre 130.000 años y 8.000 años, que se han detectado en varios lugares del subsuelo de Santa Rosa y en otras localidades de la provincia.

 

Liberatito.

 

Los cuatro tipos diferentes de gliptodontes encontrados en Santa Rosa corresponden a cuatro géneros: Panochthus, Glyptodon, Doedicurus y Neosclerocalyptus. El hallazgo más reciente fue el de “Liberatito”, así bautizado por los técnicos del Museo de Historia Natural porque se lo ubicó al fondo de la calle Liberato Rosas, al sureste de la ciudad.

 

Las primeras observaciones indican que Liberatito era un Panochthus, posiblemente un Panochthus tuberculatus. Esta fue una especie muy habitual en la región durante el Pleistoceno tardío – Holoceno temprano, aunque no la única. Los restos fueron desenterrados en abril y trasladados al Museo de Historia Natural, donde se encuentran en este momento.

 

En Santa Rosa ya se había encontrado un Panochthus. Fue en los ’90, durante excavaciones para obras civiles en el centro de la ciudad, cerca de la plaza San Martín. En aquella oportunidad se recuperaron parte del tubo caudal y algunas placas del caparazón.

 

Panochthus tenía un caparazón fuertemente abovedado, con forma de “casco alemán de la Segunda Guerra Mundial”, según una comparación muy atinada.

 

Las placas del caparazón dorsal eran grandes y gruesas, hexagonales en el dorso y más rectangulares y ordenadas en los flancos. La cola estaba protegida por una serie de anillos móviles y un tubo caudal. Este tubo era macizo, algo aplanado y presentaba hendiduras que habrían permitido la extrusión de espinas córneas que el animal utilizaría como mecanismo de defensa.

 

Panochthus habitó en áreas abiertas con pastizales altos. Los ejemplares adultos llegaron a medir 4 metros de largo y pesaban más de una tonelada.

 

Aunque Panochthus tuberculatus es la especie más conocida para el Lujanense, hubo otras dos: Panochthus frenzelianus y Panochthus morenoi. Cuando los técnicos del Museo avancen con la limpieza de los restos, se podrá determinar a cuál de ellas pertenece Liberatito.

 

Otro grandote.

 

Doedicurus fue otro gliptodonte de gran tamaño de la región, de porte similar a Panochthus. Doedicurus vio la luz durante la construcción del nuevo edificio de Vialidad Nacional, en Escalante y Villegas. La excavación intersectó un “paleocauce” que desembocaba en una depresión topográfica que se encontraba donde ahora está la laguna Don Tomás. Allí afloró una notable y diversa variedad de fósiles, el mayor hallazgo hasta ahora en nuestra provincia tanto en diversidad de géneros y especies, como en cantidad de restos.

 

Entre tantas piezas se recuperaron dos “osteodermos” del caparazón de un gliptodonte. Se pudo determinar que correspondían a Doedicurus porque presentan varios forámenes, entre 3 y 5, un rasgo típico del género. No fue posible determinar la especie porque no se halló el tubo caudal del animal, que es donde se ubican los caracteres diferenciadores.

 

Los Doedicurus fueron los gliptodontes de mayor tamaño del Cenozoico tardío. Medían hasta cuatro metros de largo y pesaban 1,5 toneladas. El caparazón era esférico y estaba formado por placas rectangulares a hexagonales, casi sin ornamentación, con grandes forámenes pilosos. El caparazón caudal estaba ensanchado en el extremo posterior, donde presentaba varias depresiones. Allí se habrían insertado las grandes espinas que usaría para repeler a sus atacantes.

 

Los últimos ejemplares del género se extinguieron hace 8.000 años. En provincia de Buenos Aires hay evidencia de la coexistencia entre estos animales y los primeros pobladores.

 

Identificado.

 

Entre todos los restos hallados hasta ahora en Santa Rosa, el único que ha podido ser clasificado a nivel de especie es Glyptodon clavipes, que se encontró frente a la plaza San Martín y en el edificio de Vialidad Nacional. Frente a la plaza San Martín se recuperaron cuatro placas de la coraza; en Escalante y Villegas dos porciones pequeñas de la coraza y osteodermos aislados.

 

En el espécimen de Villegas y Escalante, la figura central de cada osteodermo es de contorno redondeado a anguloso y de mayor tamaño que las 6 a 8 figuras periféricas, de las que está separada por un surco periférico profundo.

 

Al igual que Panochthus y Doedicurus, Glyptodon fue un “megamamífero”: debió pesar unos 1.500 kilogramos en la edad adulta. Se cree que habitaba en áreas abiertas con pastizales, de clima templado a frío. Su dieta era herbívora pero a diferencia de los otros dos, su cola no tenía espinas ni clavas.

 

El género Glyptodon tuvo una amplia distribución en Argentina y en el resto de América del Sur.

 

El petiso de la familia.

 

Otro gliptodonte de nuestra región a fines del Pleistoceno fue Neosclerocalyptus, que era más bien petiso, de caparazón alargado y pesaba solo 250 kilogramos en su etapa adulta.

 

Neosclerocalyptus también fue encontrado en el centro de Santa Rosa, cerca de la plaza San Martín. Allí se recuperaron tres fragmentos de coraza y placas aisladas.

 

Fue un gliptodonte pequeño, de 2 metros de longitud; su caparazón era ovalado, alargado y en los costados algo extendido hacia adelante.

 

Las placas de la coraza tenían una figura central ovalada, rodeada de figuras poligonales más pequeñas, las que estaban delimitadas por surcos poco profundos. El tubo caudal era cilíndrico, algo aplanado y curvado hacia arriba. Las espinas cercanas al extremo de la cola habrían tenido un tamaño mayor.

 

Para el Lujanense, la única especie descripta de este género es N. paskoensis, reportada por primera vez en 2002 a partir de un yacimiento fósil de Chaco. La especie que se caracteriza por la extraordinaria neumatización y expansión lateral de los senos fronto-nasales y la ampliación de la cámara nasal, lo que podría interpretarse como una adaptación a los ambientes fríos y áridos o semiáridos del Pleistoceno tardío. Vivió en ambientes semiarbolados con desarrollo de áreas de pastizales.

 

Estos son los cuatro tipos de gliptodontes que se conocen para Santa Rosa, por lo menos hasta el momento. No se debe descartar que en futuros hallazgos afloren géneros o especies que ya se han reportado para yacimientos cercanos y de la misma edad.

 

Fernando Tourn / El Faro
Licenciado en Geología; coordinador de El Faro.

 

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