Sabado 04 de mayo 2024

Chalecos antibalas en Ataliva

Redacción 10/07/2023 - 08.00.hs

“La Roca” es la nueva apuesta de dos socios pampeanos en la zona industrial de Ataliva Roca. Lo que hace tiempo fue la reconocida planta de cerveza “Nuevo Origen” hoy se convirtió en una fábrica de chalecos antibalas, de blindaje de automóviles y armería para la actividad cinegética. El punto de ubicación es estratégico porque es la primera empresa de esta índole en La Pampa, pero también se podrá convertir en la única que cubra las demandas del sur del país.

 

Daniel Zarza es el propietario de “Santa Rosa Tiro Club” ubicado detrás de la laguna Don Tomás, en Santa Rosa. “Es el único polígono en la provincia que tiene canchas de tiro práctico”, dijo a LA ARENA. Para entender la historia del surgimiento “La Roca”, emprendimiento que encara junto a su socio Juan Maldonado en la empresa “Zarma”, Daniel hizo un repaso por su trayectoria en la actividad.

 

Hace cinco años habilitó el polígono en la capital pampeana porque existía “una gran demanda alrededor del tiro y la seguridad. Luego adopté abrir una armería con una orientación al tirador que usa el polígono con accesorios”. Pero luego de lograr las dos habilitaciones –que le llevó un largo camino en el Concejo Deliberante de Santa Rosa-, entendió que existía otra necesidad: la fabricación de chalecos antibalas.

 

Se unieron con Maldonado, quien conocía a los ex dueños de la fábrica “Nuevo Origen”, ubicada sobre la Ruta Nacional 35. “Sabíamos que había una persona que cuidaba las instalaciones, pero que no se estaba explotando y que solo se estaba usando menos del 10 % del espacio”, agregó Daniel.

 

“Se nos presentó la oportunidad para adquirir el inmueble y lo compramos en diciembre del año pasado”, señaló y acotó que “el joven que estaba administrando la cerveza se quedó un tiempo más y recién ocupamos el espacio en enero”. En cuanto a las habilitaciones, resaltó que Ataliva “fue la mejor experiencia que tuve” ya que los trámites siempre son complejos, “no solo por la Agencia Nacional de Materiales Controlados (Anmac), sino por la desconfianza que se genera”.

 

“También soy el responsable técnico de un taller de balas en otra unidad de negocio y cuando hablamos de fabricación de balas, disparos, protección balística, desentona mucho porque no es algo que se estaba haciendo acá”, subrayó. A pesar de las experiencias anteriores, contó que en Ataliva la habilitación “tardó 15 días”. Eso se debió a que presentó “toda la documentación muy clara para que la resolución del Concejo Deliberante sea más sencilla. En 15 días se reunió en Concejo, lo firmó el intendente y nos dieron el ‘ok’”.

 

Así se inició un periodo de refacciones para transformar la cervecería en una fábrica basada en elementos de seguridad. “Incorporamos un sistema de alarma, cámaras y enrejamos todo el edificio. En cuanto a las instalaciones, había un desgaste normal por el tiempo, pero estaba en semi uso y se mantenía. Fue un desafío grande porque diseñamos de cero cómo íbamos a trabajar”, especificó.

 

Prototipo.

 

“Es la primera vez que hay una fábrica de chalecos en La Pampa”, destacó Daniel al asegurar que prevén una amplia proyección con la empresa porque, en su mayoría, “las fábricas se encuentran en Buenos Aires y la nuestra es la unidad de negocio más cercana al sur del país. Estamos a 300 kilómetros de Bahía Blanca y allá no hay para blindar autos por ejemplo”.

 

Tras realizar el primer contacto con una Guardia Urbana en Buenos Aires, los dos socios se enfocaron en trabajar en el primer prototipo de un chaleco antipunzante, el cual será homologado por la Anmac. “Se llama Pampa 1 y es para abastecer a las fuerzas de seguridad del Estado, a empresas de seguridad privadas y particulares”, indicó.

 

“Los chalecos balísticos tienen una vigencia de cinco años, luego hay que destruirlos y las empresas vuelven a comprar. Lo que crea la resistencia es el panel balístico y, si bien hay distintas formas de producirlos, nosotros nos orientamos a utilizar la fibra de aramida, más conocida como kevlar. Es un material que tiene la capacidad de tolerar altas temperaturas y por su elasticidad permite detener un proyectil”, detalló.

 

“Se van deteriorando con el tiempo y genera la necesidad de establecer una rotación del material para garantizar la resistencia balística. Existen distintos niveles de resistencia balística, a medida que requieras una mayor protección se necesitan más capas de esta tela y se torna más pesado”, añadió.

 

En cuanto al primer prototipo del antipunzante, aseguró que “es altamente resistente. Realizamos puñaladas muy fuertes con materiales muy filosos y las pruebas fueron buenísimas”. Ahora se encuentran trabajando en los chalecos de protección antiexplosivos, “que no es un detalle menor porque la masa de equipos que hay son importados y la oferta es limitada”.

 

Desafío.

 

Daniel afirmó que no solo buscan generar la protección necesaria en el chaleco sino también que “sean livianos y cómodos”. También diferenciarán entre masculinos y femeninos ya que “para las mujeres es muy incómodo utilizar un chaleco sin la copa del busto”.

 

Para que el trabajo sea eficiente, los emprendedores cuentan con “un equipo técnico con mucho conocimiento. Tenemos un cuerpo de empleados altamente capacitados para confeccionar los prototipos y en el polígono para hacer las pruebas”. Especificó que en el polígono actualmente trabajan “cuatro personas y en la fábrica de chalecos tenemos dos personas que tienen muy buenas capacidades para las costuras, lo que nos permitió diseñar el prototipo muy rápidamente”.

 

Por otro lado, indicó que con las reformas habilitaron el sector de almacenamiento “con una capacidad para 15 mil chalecos balísticos, eso implica el poder afrontar las licitaciones y para ello vamos a necesitar más empleados, alrededor de 30”.

 

A su vez, habilitaron la armería destinada a la actividad cinegética, para la cual necesitarán “unas tres personas”. “La venta de armas está concentrada en Santa Rosa con seis armerías pero no hay para ese sector. La armería más cercana para la actividad estaba en General Acha y cerró hace muchos años”, aseguró. Todavía les falta homologar el blindaje de autos, tarea para la cual emplearán a “10 personas aproximadamente”.

 

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