Política y petróleo en La Pampa de hoy
En los últimos días, las noticias de un posible acuerdo de paz entre Ucrania y Rusia, prohijado por el presidente norteamericano Donald Trump, acapara los titulares de la prensa mundial y abre una esperanza para la paz en esa parte del globo.
La guerra, no es un secreto, se inició por el avance norteamericano en el área de influencia rusa de la mano de un golpe de Estado a las legítimas autoridades de Ucrania que entendían que su historia de dos siglos como parte del imperio ruso y de casi un siglo como república soviética debía jugar un papel de equilibrio y no coquetear con la OTAN.
La llegada de un títere al poder encumbró en Ucrania a una casta militar pro nazi envalentonada por el apoyo norteamericano y de la OTAN que provocó a Rusia y logró lo que buscaba: la guerra. Pero los planes norteamericanos de avance hacia el Este se toparon con la determinación rusa de no permitir que se usara a Ucrania como cabecera de playa en el expansionismo norteamericano y de sus socios europeos.
Lo cierto es que esos planes fracasaron ante el avance ruso en la guerra y Trump parece dispuesto a tirarle la toalla a su tìtere ucraniano.
El escenario mundial que se vislumbra en esta posguerra tiene varias implicancias. Una de ellas incumbe a La Pampa, pues las grandes agencias financieras internacionales anticipan una caída abrupta del precio del petróleo que, en la Argentina, se suma al ya delicado equilibrio de rentabiliad que afecta a la extracción del crudo por métodos convencionales, desplazados por el mas rentable método del fracking que en nuestro país prohíja el boom petrolero de Vaca Muerta.
Los pronósticos de las empresas calificadoras de riesgo mundial hacen disminuir ese precio apenas por encima de los 40 dólares para el año próximo y anticipan que en 2027 podría llegar incluso a solo 30 dólares el barril. Para las grandes empresas petroleras, como Shell, un precio por debajo de los 40 dólares decide la no continuidad de yacimientos de petróleo convencional.
Ni qué hablar del efecto que podría tener en empresas más pequeñas como las que operan en La Pampa, porque esos precios que se anticipan, si se confirman, afectarán de lleno los planes de extracción de petróleo en la provincia.
No es un dato menor. Es esa actividad la que hoy aporta una parte importante de los recursos que la Nación le niega ilegalmente a la provincia y que van desde la paralización de las obras comprometidas por ley hasta el déficit previsional acordado al no ser nuestra provincia una jurisdicción que transfirió sus cajas al Estado Nacional.
Pero… ¿está la clase política pampeana a la altura de ese debate? La pregunta no es ociosa, luego de observar el rol que cumplió la oposición y una parte no menor del oficialismo en la renovación de la concesión del área petrolera Medanito.
En estos días se conoció que Chubut logró firmar con el gobierno nacional una disminución de las retenciones a la exportación de crudo convencional a cambio de la reducción de las regalías que la provincia cobra por esa extracción. Santa Cruz parece estar en el mismo camino.
En La Pampa, una medida similar debería contar con cierto consenso político para que se convierta, como le gusta decir a la dirigencia, en una “política de Estado”.
La lejanía de las elecciones debería ser una ventaja para que se acuerde sin especulaciones electorales.
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